LA EVANGELIZACIÓN EN EL MUNDO ACTUAL


Oscar Marcellino

Encuentro Unido de las Comunidades Cristianas de Argentina                                                                              Semana Santa – 04/04/21

Damos gracias a Dios por esta posibilidad de reencontrarnos estando todos juntos desde cada rincón de la Argentina y con hermanos de otras naciones.

Los saludo en el amor de Cristo, considerando un privilegio poder abrir mi corazón con ustedes.

La Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, tiene en la Pascua 2021 una dimensión escatológica que nos proyecta al mundo de la post pandemia, al cual deberemos evangelizar.

Quiero reflexionar con ustedes sobre la responsabilidad que tenemos de predicar el evangelio del Reino en el mundo actual.

Jesús dijo en su sermón profético:

“Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”. (Mateo 24: 14).

EN PRIMER LUGAR, DEBEMOS CONOCER LAS CARACTERÍSTICAS DEL MUNDO ACTUAL

Occidente ha apostatado de su tradición judeocristiana, retornando al paganismo de la cultura grecorromana. Pablo la describe en Romanos 1: 28- 32 y en segunda Timoteo 3: 1- 5:

“En los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia religiosa, espiritual, pero la negarán con sus hechos”.

2° Timoteo 3: 1- 5

La muerte de Dios en nuestra cultura provocó la desaparición de los valores que en él se sustentaban, y que están establecidos en los Diez Mandamientos. Esta es la causa de la degradación moral de nuestra sociedad. La desintegración ética ha tenido graves consecuencias en el tejido social, aumentando la maldad y el sufrimiento.

¿COMO ES EL HOMBRE ACTUAL?

Las personas que debemos evangelizar no son iguales a las de cincuenta años atrás cuando nacimos como movimiento. En esa época los hombres tenían conciencia moral, conservaban por lo general familias constituidas, tenían proyecto de vida y cultura del trabajo.

Hoy nos encontramos con individuos amorales, amantes de los placeres, sin contención familiar, sin cultura de trabajo y proyecto de vida. Es una sociedad que padece Sida espiritual; enferma mental y espiritualmente, pervertida sexualmente, con gran consumo de drogas, e influenciada por demonios; están desintegrados ética y psíquicamente, inmersos en una verdadera cultura de la muerte.

Por otro lado, la pastoral familiar plantea numerosos conflictos debido a la crisis de la familia tradicional; divorcios y nuevos matrimonios, relaciones libres, uniones homosexuales, promoción de la homosexualidad y otras prácticas prohibidas por Dios, provocando la pérdida de la identidad sexual de las personas.

Bajo el imperio de la ideología de género, se ha legitimado el aborto como método de control poblacional, permitido la adopción de niños por parejas del mismo sexo y se avanza en la legalización de la eutanasia y la pedofilia. Ha provocado además el surgimiento de un feminismo extremo con odio al hombre, la crisis de la masculinidad y la desaparición del padre.

En el marco de la pandemia, se está conformando un estado autocrático, que ha conculcado libertades de reunión, de culto, y de expresión, con un mayor control del gobierno sobre los ciudadanos. En el futuro, tendremos restricciones para denunciar el pecado tal como lo hace la Palabra de Dios y para vivir la ética de los diez mandamientos, muchos hermanos deberán declararse objetores de conciencia y estar dispuestos a perder sus trabajos.

LA SOCIEDAD ACTUAL ES IGUAL A LA DE LA IGLESIA PRIMITIVA

Se está estructurando un gobierno mundial dictatorial; una especie de Imperio Romano restaurado que tendrá como religión de estado a la “ideología de género”.

En 1° Corintios 6: 9- 11, Pablo denuncia los pecados del mundo pagano diciendo que ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el Reino de Dios.

En este párrafo, el apóstol parece estar describiendo a la actual generación. La referencia a los afeminados puede hacernos pensar en los travestis, transexuales, transgénero, hombres y mujeres que se han hormonizado y realizado cirugías para cambio de sexo.

Pablo concluye el párrafo diciendo:

“Esto eran algunos de ustedes, pero ya no son así”

Señala que ya no practicaban esos pecados; habían sido lavados, justificados y santificados en el nombre del Señor y por el Espíritu de Dios.

Hoy igualmente veremos a muchos hombres y mujeres ser transformados por la obra de Cristo y la gracia del Espíritu Santo.

EL ANUNCIO DEL REINO DE DIOS EN NUESTROS DÍAS

En un futuro no muy lejano, muchas de las personas a quienes deberemos evangelizar estarán en la condición de pecado que hemos descripto.

Tenemos que reflexionar sobre cómo predicar el evangelio en este contexto; dónde, cuándo, de qué modo; y cuál debe ser la estrategia de abordaje, contención y discipulado.

CREO QUE JESÚS ES EL MODELO PARA EVANGELIZAR ESTA GENERACIÓN

El Espíritu Santo nos reveló que Jesús es el modelo para la predicación del evangelio del Reino y el discipulado. Hoy debemos volver a mirarlo para seguir su ejemplo en la evangelización y en ese sentido, quiero compartir con ustedes algunas reflexiones.

JESÚS SALIÓ PARA VER LA CONDICIÓN HUMANA

Nos dice el evangelio de Mateo en el capítulo 9, que recorría las ciudades y aldeas predicando el evangelio del Reino y sanado toda enfermedad y dolencia en el pueblo. Al ver las multitudes, tuvo

compasión de ellas porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas sin pastor. Jesús las vio fatigadas, extenuadas, postradas y yacientes en una condición de agonía, sufrimiento y muerte.

Igual que él, debemos salir y recorrer los lugares donde están los perdidos. Sin visión no hay obra, ella es la que nos motiva a realizarla.

JESÚS TUVO COMPASIÓN

Jesús al ver la condición de las multitudes tuvo compasión. La palabra griega traducida “compasión” indica literalmente que el Señor se conmovió en las entrañas. Esto significa que hizo suyo el sufrimiento humano, lo padeció en sí mismo. Esta identificación de Jesús con el sufrimiento implica que en cada ser humano que sufre hay un Cristo vivo, un Cristo encarnado.

El amor lo movilizó a la acción y por ello predicó el evangelio a los perdidos, sanó toda dolencia en el pueblo, liberó a los oprimidos por el diablo y dió de comer a las multitudes.

La iglesia debe continuar su obra. Ser una comunidad sanadora que manifieste el amor de Cristo a todos los hombres, socorriendo a los necesitados, recogiendo al huérfano y las viudas, vistiendo al desnudo, dando de comer al hambriento y consolando a los que sufren. En las actuales circunstancias de padecimientos que vive la humanidad, muchos vendrán a nosotros en busca de ayuda, sanidad, liberación, consuelo y amparo.

JESÚS COMÍA Y BEBÍA CON LOS PECADORES

Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle. Los fariseos y los escribas murmuraban diciendo:

“Este a los pecadores recibe y con ellos come”. Lucas 15: 1

Después de haber despedido a los mensajeros de Juan el Bautista, Jesús comenzó a decir a la gente (Mateo 11: 1- 19):

“Porque vino Juan que ni comía ni bebía y dicen demonio tiene. Vino el hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: Ahí tienen un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”

Estaba con ellos, participaba de sus encuentros, dialogaba para predicarles el evangelio. Del mismo modo tenemos que ir al encuentro de los perdidos, relacionarnos y evangelizarlos.

Al vincularse con los pecadores fue juzgado por los religiosos de su tiempo y nosotros ante la magnitud del pecado de los hombres de hoy, podemos tener la misma actitud de juicio, discriminación y rechazo.

¿Cómo reaccionaremos cuando estemos delante de los pecadores de nuestros días?

LOS PECADORES Y PUBLICANOS SEGUÍAN A JESÚS

La gente de mala fama y los publicanos se acercaban a Jesús para oírlo. Los publicanos eran recaudadores de impuestos a favor de Roma, traidores a Israel. Eran ricos y opulentos, opresores del pueblo y ladrones; realizaban fiestas en las cuales seguramente se cometían muchos pecados. Por ello fueron odiados, despreciados y rechazados por el pueblo judío.

Corremos el riesgo de despreciar y desahuciar a los impíos de hoy y no acercarnos para predicarles el evangelio.

Jesús respondió a la crítica de los religiosos diciendo que el hijo del hombre vino a buscar y salvar lo que se había perdido; que los sanos no tienen necesidad de médicos, sino los enfermos; que él no vino a llamar justos, sino pecadores al arrepentimiento y que debíamos entender que él quiere misericordia y no sacrificio.

El encuentro de Jesús con Zaqueo es una demostración de su trato con los pecadores. Zaqueo era el jefe de los recaudadores de impuestos en la región de Jericó. Cuando supo que Jesús venía corrió por delante y se subió a un Sicomoro para verlo. Esto revela la necesidad que tenía de ver y oír al Señor.

Del mismo modo las personas que hoy están envueltas en el pecado tienen necesidad de ayuda, por eso vendrán a nosotros y usarán todos los medios para encontrarnos y oír el evangelio.

Antes que Zaqueo pudiese hablar, Jesús le vio y le dijo:

“Zaqueo, date prisa desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa”.

Al ver esto, todos murmuraban porque había entrado a posar con un hombre pecador.

Del mismo modo comenzó el diálogo con la mujer samaritana. Rompió la regla, habló con una mujer que además era pobre y samaritana. Para un judío era vergonzoso, aún hablar con su propia mujer en público. Jesús deja de lado los prejuicios y habla en público con una mujer.

Al igual que Jesús tenemos que buscar sin discriminación a los pecadores, estar con ellos y anunciarles el evangelio.

JESÚS LLAMÓ A LOS PECADORES AL ARREPENTIMIENTO

Jesús recorrió Galilea predicando el evangelio del reino de Dios diciendo: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios se ha acercado, arrepiéntanse y crean en el evangelio”. Marcos 1: 14- 15

JESÚS ENSEÑÓ QUE EL ARREPENTIMIENTO SE MANIFIESTA POR EL ABANDONO DEL PECADO

A la mujer adúltera no la condenó, pero al despedirla le ordenó: “Vete y no peques más”.

En el caso de Zaqueo, expresó que la evidencia de su salvación fue que dio la mitad de sus bienes a los pobres y devolvió por cuatro lo que había defraudado; hizo frutos dignos de arrepentimiento.

JESÚS ORDENÓ A LOS APÓSTOLES PREDICAR EL ARREPENTIMIENTO

El evangelio de Lucas dice que, al darles el mandato de hacer discípulos, les ordenó también que predicasen en su nombre el arrepentimiento y el perdón de los pecados.

La predicación del evangelio debe incluir la denuncia del pecado, el llamado al arrepentimiento y el abandono de las prácticas pecaminosas.

JESÚS PREDICÓ EL EVANGELIO DEL REINO EN EL PODER DEL ESPÍRITU SANTO

Esto había sido profetizado por Isaías, en el capítulo 61 cuando dice: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres”.

Todo su ministerio fue realizado bajo la guía y poder del Espíritu Santo; utilizó los dones para predicar, sanar y echar fuera los demonios.

En casa de Cornelio Pedro declaró que Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús, y que éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

Encomendó a los apóstoles no moverse de Jerusalén hasta ser revestidos del poder de lo alto diciéndoles:

“Recibirán poder cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo y me serán testigos en Jerusalén, en toda Judea y hasta lo último de la tierra.”

En el actual contexto de hostilidad al evangelio, no podremos cumplir nuestra misión sino recibimos el poder de Dios.

Es nuestra responsabilidad pedir al Señor ser revestidos del poder del Espíritu Santo y procurar los dones que él otorga.

CONCLUSIÓN

Siguiendo el ejemplo de Jesús debemos:

Tener Visión:

Alzar los ojos para ver la condición de la humanidad de nuestros días. Salir de nuestra zona de confort e ir al encuentro de los perdidos donde ellos están, anunciando el evangelio en todas las áreas sociales. Señalo especialmente los lugares en los cuales, la maldad y el sufrimiento se manifiestan en toda su crudeza; hospitales, cárceles, los bolsones de pobreza y marginalidad, donde impera la delincuencia, el tráfico y consumo de droga.

Abordarlos con misericordia y compasión

Detrás de cada uno de ellos hay una historia de sufrimiento, abandono, carencias, vacío, desamor e influencias demoníacas. El amor cubrirá multitud de pecados.

No comenzar el diálogo desde la crítica, el juicio y la condena

Pongo como ejemplo el modo como Jesús trató a la mujer samaritana. Inicia la conversación pidiéndole agua; le predica

refiriéndose a algo cotidiano y vital, el agua, la sed y su relación con el agua de vida, el rio de agua viva del Espíritu.

Introduce discretamente el tema del pecado diciéndole:

“Llama a tu marido”.

Ante la respuesta de la mujer diciéndole que no tiene marido le revela cuál era su condición moral:

“Cinco maridos has tenido y el que tienes ahora no es tu marido”

No la acusa de adulterio o concubinato, deja que ella misma se dé cuenta de su condición respecto al pecado, pero sí lo señala como parte vital de la proclama del evangelio. La mujer reconociéndolo como profeta y mesías dirá posteriormente a los samaritanos:

“Me dijo todo lo que he hecho”.

Ayudarlos a tener convicción de pecado, guiarlos al arrepentimiento y al abandono del pecado

En este punto debemos ser pacientes manteniendo la relación, aunque la persona tarde en tomar la decisión, o tenga altos y bajos. Conservar el trato y el diálogo sin aprobar la conducta moral.

Muchos deberán hacerse eunucos por causa del Reino y por ello tendremos que implementar una pastoral para contenerlos y discipularlos.

Procurar ser revestidos del poder de lo alto

La iglesia de Jerusalén nos guía en tal cometido. Ellos, en un contexto de amenazas, persecuciones y carencias similares a las nuestras, clamaron a Dios con una oración que considero modelo:

“Y ahora, Señor mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús. Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios”. (Hechos 4.29-31).

De esta oración modelo se desprende que debemos pedir al Señor, coraje, intrepidez y perseverancia para predicar el evangelio frente a riesgos y peligros.

La misión se realiza con gran esfuerzo, lucha, sacrificio, privaciones, padecimientos y persecuciones; para no desmayar necesitamos ser sostenidos por la gracia de Dios.

Añado además que para que la proclama del evangelio resulte eficaz, debe ser realizada en el poder del Espíritu Santo. Cuando hablan los hombres nada sucede, aun diciendo verdades; pero cuando hablamos por inspiración de Dios, su palabra siempre da fruto porque nunca vuelve vacía.

Es necesario pedir al Señor que unja nuestra predicación, y nos revele, según las personas y las circunstancias, cómo y qué decir.

Lo segundo que nos enseña esta oración, es que debemos procurar el poder del Espíritu. Solicitar al Señor que extienda su mano para que se hagan sanidades, señales y prodigios mediante el nombre de su santo Hijo Jesús. Las señales demuestran a los incrédulos que Dios está con nosotros. La manifestación

de su poder hace caer los argumentos de incredulidad y permite que la fe nazca en el corazón de los que oyen.

Concluyo con la exhortación de Pablo a Timoteo y la extiendo a todos nosotros:

“Prediquen la Palabra; insten a tiempo y fuera de tiempo; convenzan; animen; enseñen con toda paciencia; soporten los sufrimientos, y anuncien el evangelio”.

Tendremos mucho fruto porque el Señor dará testimonio de nuestras palabras con señales, prodigios, diversos milagros y manifestaciones del Espíritu Santo.

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