EL DESAFÍO QUE TENEMOS POR DELANTE




Jorge Himitian

ENCUENTRO DE PASTORES Y OBREROS                                                          
20 de junio de 2020
Modo virtual.

Es increíble que un virus tan pequeño como el COVID-19 haya puesto en jaque a todas las naciones del mundo. Lo más dramático es que esta pandemia en poco tiempo ha producido un altísimo número de contagiados y muertos, con cifras en ascenso, y lo ha colocado hasta ahora entre las 15 pandemias más letales de la historia de la humanidad (Al día de hoy 20 junio 2020 hay en el mundo: 8 millones de contagiados y alrededor de 450 mil muertos).

Este virus sub microscópico ha paralizado muchas actividades del mundo, y nos ha “obligando” a repensar muchas cosas. 

El mundo ha cambiado, quizás definitivamente

Abruptamente ha habido un cambio en la humanidad. Y es global. Cuanto antes lo entendamos mejor nos iremos adaptando al mundo de la pospandemia. En realidad, aún no sabemos cómo será. 

El pastor presbiteriano Ricardo Agreste, de Brasil, en una disertación digital afirmó: El mundo como lo conocimos no existe más. Los historiadores hablarán del año 2020 como el año que comenzó y no terminó. Surgirá una nueva “normalidad”.
Y plantea la siguiente pregunta: … El Covid-19 ¿es la causa primaria o el acelerador de los cambios? Los cambios ya se venían dando. Lo que hubiera sucedido en los próximos tres años, sucedió en tres semanas. Nuestras iglesias representan las organizaciones más resistentes a los cambios. Porque los líderes no saben hacer una diferencia entre esencia y forma. 

¿El mundo pos-Covid-19 será mejor o peor? Hay opiniones de ambos lados. El pastor ya citado dice: Nuestro papel como cristianos no es ser optimistas o pesimistas. Como iglesia, no tenemos la facultad de escoger al enemigo ni el escenario. Nos toca comprender como desarrollar mejor nuestra misión en el nuevo escenario.

Y concluye con esta afirmación: Esta pandemia debería producir en nosotros un Sabah. Parar para reflexionar profundamente … Nos habíamos acostumbrado a que la iglesia consiste en hacer eventos. Nada más lejos de lo que Dios dice de la iglesia. La iglesia puede volver de esta pandemia no solo mayor sino mejor.

Discernimiento ministerial para estos días

Estos están siendo días de quietud, de reflexión, de oración, de oír a Dios; especialmente nosotros los pastores de la grey del Señor. Necesitamos abrir nuestra mente y corazón. Y, ante las nuevas circunstancias, abrirnos a los cambios que Dios mediante su Palabra quiere que hagamos en nuestra estrategia ministerial.

Para ello, como siervos del Señor, necesitamos discernimiento.
Necesitamos discernir:
    • Entre lo absoluto y lo relativo 
    • Entre lo inmutable y lo variable
    • Entre lo indispensable y lo prescindible
    • Entre lo esencial y lo secundario
    • Entre lo permanente y lo circunstancial

Dentro de lo relativo y secundario, sin duda hay cosas buenas, útiles y agradables, pero no indispensables. Y otras, que seguimos practicando por costumbre o tradición. Haremos bien en revisarlas para evaluar su utilidad.
Ejemplos:

ABSOLUTO / INMUTABLE / ESENCIAL
RELATIVO / VARIABLE / PRESCINDIBLE

ABSOLUTO: Adorar a Dios en espíritu y verdad

RELATIVO: Hacerlo con instrumentos musicales 

ABSOLUTO: Ser iglesia las 24 horas del día y los 7 días de la semana. Salmo 34.1

RELATIVO: Reunirnos los domingos

ABSOLUTO: Hacer discípulos Mateo 28.19-20

RELATIVO: Hacer reuniones, hacer “templos”

ABSOLUTO: Hacer de la relación personal con los discípulos lo central de nuestro ministerio. El discipulado es paternidad espiritual. Tener hijos y formarlos para Dios.

RELATIVO: Hacer del púlpito el centro de nuestro ministerio

ABSOLUTO: Enseñar toda la didaké (doctrina) y predicar el todo el kerigma (proclamación) 

RELATIVO: Predicar “devocionales” y sermones inspiracionales. 

ABSOLUTO: Todos los hijos de Dios son sacerdotes de Dios y deben ser capacitados para hacer la obra. Transformar la iglesia en un “seminario”.

ABSOLUTO: Ser todos miembros activos del cuerpo de Cristo. Todos funcionando según sus dones y talentos en pro de la evangelización del mundo y la edificación de la iglesia

    • La palabra de Dios: El evangelio del reino, el kerigma y la didaké. Las Sagradas Escrituras.
    • La fe
    • El Espíritu Santo
    • La oración
    • La evangelización
    • El bautismo
    • El discipulado
    • La cena del Señor
    • El amor fraternal
    • Las buenas obras
    • La comunión entre hermanos
    • El servicio
    • Todos los ministerios (Apóstoles, profetas, evangelistas, pastores-maestros)
    • Todos los dones del Espíritu Santo.
    • La generosidad
    • Nuestra misión en el mundo de ser sal y luz

La versatilidad de la iglesia en la historia

La iglesia del Señor ha demostrado a través de los siglos ser muy versátil. Adaptable a cualquier tiempo y circunstancia. La iglesia es todo terreno. Por largos períodos fue la iglesia perseguida, con un altísimo número de mártires y sufrimientos. En esos períodos difíciles era imposible tener una reunión pública o congregacional. Era la iglesia “subterránea”, la iglesia perseguida. Pero nunca dejó lo absoluto: la Palabra, la oración, la evangelización, la enseñanza, el discipulado, el amor, las buenas obras, la comunión …
La iglesia en sus primeros 300 años nunca tuvo “templos”. Se reunía en las casas. Y cuando era posible, en lugares públicos. ¡Fue su mejor época! 
Jamás se les hubiera ocurrido llamar “iglesia” a un edificio. No tenían púlpitos ni altares. No tenían escenarios ni equipos de sonido. Pero contaban con lo esencial, con lo indispensable, lo que no puede ni debe faltar: el Espíritu Santo y la Palabra de Dios.

¿Qué necesitamos para funcionar como iglesia hoy?
El pastor Ricardo Agreste, a quien cité al comienzo, dice algunas cosas interesantes:
    • Debemos hoy construir el futuro teniendo en cuenta la nueva realidad.
    • Las reuniones online y las presenciales convivirán en forma simultáneas. No todas las reuniones presenciales son necesarias. Debemos discernir limites, beneficios y daños de los usos digitales.
    • Nosotros los cristianos no fuimos hechos para conformarnos al mundo sino para ser transformados por la renovación de nuestro entendimiento. 
¿Qué necesitamos para ser iglesia hoy? 
    • Debemos plantar nuevas iglesias con menores recursos económicos. El modelo de comprar un terreno, construir un templo, y montar una “iglesia” es un proceso lento y excesivamente costoso.
    • Tenemos que pensar en abrir iglesias en las casas. Debemos ser mucho más creativos.
    • Debemos incentivar los ministerios bi-vocacionales.
    • Toda esta pandemia nos está demostrando que mucho de lo que creíamos esencial para ser iglesia no era tal. Todo nos obliga a encontrar formas más sencillas de ser iglesia hoy.

Necesitamos repensar la iglesia y su funcionamiento. Obviamente, dependerá de cada país. Y aún dentro de un mismo país, dependerá de cada ciudad y de cada barrio. Necesitamos tener amplitud mental. El Espíritu Santo es muy libre y creativo. Nosotros tendemos a estar muy atados a esquemas a los que estamos acostumbrados. Necesitamos libertad en las formas y estrategias, siempre bajo la inspiración del Espíritu Santo. Firmes en lo absoluto y abiertos en lo relativo.

Hay una nueva sensibilidad

En este tiempo de pandemia ha surgido una nueva sensibilidad en la humanidad. No en todos, pero sí en muchos.

Existe una nueva conciencia de la FRAGILIDAD humana. En el área de la salud, la economía, el trabajo, y en otras. Y ésta conciencia de fragilidad puede ser una antesala a la humildad; condición muy favorable para oír el evangelio. 
Hay una nueva conciencia de la IMPREVISIBILIDAD de la vida. No tenemos agenda. ¿Cuánto durará todo esto? ¿Cuántos morirán? ¿Cuándo volveremos a la normalidad? Esto también puede llevarnos a la humildad y a la búsqueda de certezas, que solo se encuentra en Dios.
También hoy somos más conscientes de nuestra IMPOTENCIA. Conscientes de que existen fuerzas y factores que no podemos controlar. Ni con dinero, ni con ciencia, ni con tecnología, ni con leyes. Otra sensación que nos puede llevar a la humildad.
Aunque no se lo menciona explícitamente, hay una nueva conciencia de la cercanía de la MUERTE. Esto genera temor, ansiedad, necesidad espiritual, sed de oír un mensaje de esperanza y salvación.
Esta nueva sensibilidad puede ser una gran puerta abierta para la evangelización y la conversión de millones en todo el mundo.  
La zaranda de Dios
Nosotros sabemos y creemos, que a los que aman a Dios todas las cosas ayudan a bien (Romanos 8.28)
El Señor permitió todo esto para meternos en una zaranda. ¡Y vaya qué zaranda! El propósito de la zaranda es separar la paja del trigo. Lo necesario de lo superfluo, lo absoluto de lo relativo. Hay mucha paja y hojarasca hoy en la iglesia. Pablo dice que la iglesia debe ser edificada con oro, plata y piedras preciosas. Pero advierte que algunos la edifican con madera, heno y hojarasca. (1 Corintios 3.11-13).
Nos ha venido bien todo esto para poder evaluar qué iglesia estamos edificando. Lo que estamos edificando ¿pasará la prueba del fuego? El fuego acaba con todo lo banal, con la superficialidad, la religiosidad, la carnalidad. Todo lo que es madera, heno y hojarasca se quema rápidamente. Pero el fuego, también cumple otra función: purifica el oro, la plata y las piedras preciosas. ¡Saldremos mejores de todo esto! Al menos, es lo que Dios se ha propuesto, lo que él está “tramando”. 
Si nos humillamos delante del Señor y buscamos su rostro, él nos hablará. Y saldremos mejores de todo esto. Nos concentraremos en lo importante, en lo trascendente: en la Palabra y la oración. Yo no quiero perder los últimos años de mi vida construyendo lo que el fuego acabará. Quiero invertir en la que perdurará por la eternidad. ¿Qué es? Ganar a los perdidos y edificarlos a la imagen de Jesús. El resto, como decimos en Argentina, es “cháchara”, Es decir, vana palabrería. Dios nos ayude. Amén.

Nuestras prioridades

Lo importante es que cuando todo esto haya pasado, y volvamos a la “nueva normalidad”, hayamos aprendido las lecciones que Dios nos ha querido enseñar con todo esto. Señalo algunas cosas sencillas pero básicas:
    1. Prioricemos nuestro tiempo diario de oración en secreto. Nuestra comunión personal con Dios ha de ser el fundamento de nuestra vida y ministerio, como nos lo enseñó Jesús.

    2. Prioricemos la familia. No podemos edificar la iglesia sobre las ruinas de nuestra familia. Dediquemos tiempo a nuestro matrimonio, para conversar, mejorar nuestro trato mutuo. Dediquemos tiempo a orar juntos y leer la Palabra. Como padres asumamos nuestra responsabilidad en la formación espiritual y bíblica de nuestros hijos. Dispongamos tiempo para estar con ellos, para hacernos amigos, para conocerlos profundamente. Nuestros primeros discípulos deben ser nuestros hijos. No podemos “tercerizar” la formación de ellos a los maestros de la Escuela Dominical.

    3. Prioricemos la iglesia. Recordemos que la iglesia no es el salón donde nos reunimos; la iglesia somos nosotros. Nosotros no vamos a la iglesia; somos la iglesia las 24 horas del día y los siete días a la semana. Anhelamos el día en el que podamos reunirnos de nuevo con todos los hermanos de la congregación. Pero tengamos en claro que, aunque la iglesia se congrega, la iglesia no es una congregación. La iglesia es una familia, es la familia de Dios. Seamos más familia, seamos más hermanos. Con todo los que eso significa.

    4. Prioricemos las relaciones personales a las reuniones. Jesús dijo: El buen pastor conoce a sus ovejas, y a cada una las llama por su nombre. Fortalezcamos las relación firme y permanente, las coyunturas. Fortalezcamos el discipulado. Cada pastor y obrero debe tener su grupo de discípulos y dedicarse a su formación, a fin de que cada discípulo, a su vez, tenga su propio círculo de discípulos. Y así sucesivamente, hasta que todos los miembros estén unidos por las coyunturas. La iglesia es un cuerpo, y en un cuerpo no hay ningún miembro suelto. 

    5. Prioricemos la enseñanza y la predicación de la palabra de Dios. En el griego esto se expresa con las siguientes palabras: didaké y kerigma. La didaké es la suma de los mandamientos de Jesús y de los apóstoles, como las que tenemos en el Sermón del Monte. El kerigma es la totalidad de las verdades que revelan la persona y la obra de Cristo. Su obra por nosotros, en nosotros, entre nosotros y a través de nosotros. Esto se resume en cuatro palabras: Redención, Espíritu Santo, Iglesia y Misión. Lo que edifica y forma vidas es la palabra de Dios; específicamente el kerigma y la didaké.

    6. Prioricemos la evangelización. Este es un kairós de Dios. Ha aumentado la sed espiritual en la gente. Es un día nuevo. Es nuestro tiempo. Los campos están blancos para la cosecha. Hay una nueva apertura hacia lo espiritual. Es tiempo, ir mar adentro y de tirar las redes. 

Cada uno de nosotros debemos hacer una lista no muy larga de algunas cosas que Dios le ha mostrado en este tiempo. Debemos anotarlas para no olvidarlas, para ponerlas en práctica y persistir en ellas. Y cuando todo esto haya pasado, con la ayuda de Dios, seremos mejores. 

RECORDEMOS LOS OBJETIVOS Y LAS CONCLUSIONES DEL 2018

2018 - ENCUENTRO de OBREROS 
NUESTROS 4 OBJETIVOS
    I. Plantar una comunidad de discípulos en cada localidad.
    II. Convertirnos en una congregación de “pescadores de hombres”. 
    III. Renovar la dinámica del discipulado
    IV. Procurar una renovación del Espíritu Santo

CONCLUSIONES Y DESAFÍO

    1. Necesitamos volver al APOSENTO ALTO
    2. Necesitamos volver a la REVELACIÓN
    3. Necesitamos volver a la ACCIÓN en el poder del Espíritu Santo
La acción de la iglesia se puede sintetizar con cinco palabras: Evangelizar. Hacer discípulos. Discipular. Formar obreros. Plantar iglesias.
    4. Necesitamos usar los RECURSOS que tenemos
Recursos espirituales: La oración, la Palabra (El evangelio del reino, el Kerigma y la Didaké) El Espíritu Santo. Recursos personales: Disposición y disponibilidad.
    5. Necesitamos tener una dinámica enfocada en el AVANCE DE LA OBRA
    6. Necesitamos volver al primer amor (LA MOTIVACIÓN)

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