ENTREVISTA CON GUILLERMO PARRONDO


La Comunidad entrevistó a Guillermo Parrondo, hermano fiel y colaborador en nuestra iglesia.  Su larga trayectoria en Cristo nos llevó a tratar de descubrir el secreto de su perseverancia. A continuación las instancias de la charla.

L.C.: Guillermo ¿Cómo conociste al Señor?

G.P. : En realidad provengo de una familia cristiana, padres y abuelos desde el año 1910, siempre congregándonos  como familia en una iglesia de Los Hermanos Libres.
Durante mi niñez concurría a la escuela dominical y a las reuniones con mis padres, no obstante, mi primera experiencia con el Señor fue a los 9 años. Mi madre siempre me hablaba y una mañana muy especial de 1962, recuerdo que se levantó una gran tormenta y se puso prácticamente de noche lo que contribuyó para que la escuchara muy atentamente y ella me habló de la venida del Señor diciéndome que debía estar preparado.Luego de una explicación bien didáctica acepté al Señor en mi corazón y en el correr de mi juventud y adolescencia fui afirmando mi convicción.
A los 14 años me bauticé (en septiembre de este año se cumplieron 50 años de mi bautismo), en esa época donde yo me congregaba se tardaba mucho tiempo entre la conversión y el bautismo (se decía erróneamente que había que esperar para ver si la conversión era verdadera),dado que el bautismo era la puerta para todo trabajo en la Iglesia. Se demoraba aún más cuando se trataba de un niño.

L.C.: Siempre te veo llegar a las reuniones de domingo en compañía de tu esposa. ¿Cómo está conformada tu familia?

G.P. : Mi esposa Nilda, mi gran compañera de viaje y timonel del barco en épocas de enfermedad. Mis dos hijos Julieta y Pablo, mi nuera y mi yerno, Luciana y David que también los considero mis hijos y el sol de mi familia, mi nieta Amparo.

L.C.: Hablemos de tu trabajo Guillermo. ¿A qué te dedicas?

G.P.: Trabajo desde los 14 años, mientras estudiaba en la secundaria de noche. No obstante, los mayores años de mi vida laboral fui corredor de cereales, durante 30 años ejercí esta tarea hasta que me jubilé por un problema de salud. Actualmente estoy jubilado y colaborando en la secretaría de esta congregación. No es un trabajo, se trata de un servicio al Señor.

L.C.: En tus muchos años de andar con Cristo ¿Qué cosas aprendiste o estás aprendiendo?

G.P. : Nunca se termina de aprender, todos los días el Señor nos sorprende. Aprendí que hay muchos hermanos queridos que aman al Señor y le sirven con mucho anhelo. He conocido siervos de Dios, muchos están entre nosotros, en la congregación. También hubo otros que no están con nosotros pero me han guiado y pastoreado. A ellos le estoy muy agradecido. Hoy esa responsabilidad de acompañarme en estos 64 años que tengo son de mis queridos pastores actuales y hermanos.
Lo que sí puedo decir con énfasis que el gran secreto en el camino del Señor es la PERSEVERANCIA, pueden venir tormentas, tribulaciones, desengaños,enfermedades, pérdidas de seres queridos o materiales, pero siempre a pesar de todo hay que seguir en el camino, y vamos a ver que a través de los años el Señor siempre estuvo a nuestro lado y nos dio fuerzas para seguir. Muchas veces las pruebas son tan grandes que no lo vemos, pero Él está. Nada nos separará del amor de Cristo.

L.C.: ¿Qué le dirías a los jóvenes de hoy?

G.P.: Que se cuiden de las luces que el mundo ofrece. Hoy Satanás está más cerca que nunca a través de distintos medios buscando atrapar a los jóvenes y alejarlos de Dios. Les digo que no dejen de congregarse, de practicar el discipulado. Que cuiden el testimonio, que busquen amistades dentro de la iglesia y eviten aquellas no cristianas. Cuidado con los lugares adonde van, no se dejen engañar por las publicidades o programas televisivos, busquen la santidad y perseveren en los caminos del Señor.

L.C.: En términos generales ¿Cómo ves la iglesia del Señor en la actualidad?

G.P. : A nivel general se hace difícil dar una respuesta después de haber visto los cambios experimentados por las distintas congregaciones en los últimos 50 años, muchas para bien y otras no tanto.
Hay una película cristiana que se llama "La maquina del Tiempo" que relata la historia de un Cristiano del año 1850 que viaja en el tiempo hasta nuestros días y queda azorado con las costumbres y prácticas de la Iglesia actual. Creo que volver a las sagradas escrituras está más que claro que es el ejemplo que debe seguir la Iglesia. Sentarnos a pensar qué diría Pablo o algunos de los discípulos del Señor si vieran a las congregaciones hoy.
Creo que muchos hermanos poseen el cofre del Espíritu Santo. Fueron sellados con el Espíritu como dice Efesios. En mi caso, durante 50 años serví al Señor en distintos ministerios llevando el cofre como una carga pesada, esto me traía muchas veces tristeza y depresión espiritual. Hasta que un día me di cuenta y abrí el preciado cofre y vi las maravillas y tesoros que había dentro. 
Me preguntas ¿Qué cambios urgentes tendría que hacer la iglesia ? Les diría a mis hermanos queridos que cargan con el cofre que urgentemente lo abran y verán los hermosos tesoros. Digo urgente porque el SEÑOR viene pronto y nos necesita a todos con el poder del Espíritu Santo obrando en nosotros.
En cuanto a nuestra querida comunidad, he visto y leído de grandes movimientos espirituales a través de los años que Dios levantó y fueron de gran bendición. En los años 1960 / 1970 Dios obró nuevamente a nivel mundial. Los viejos movimientos lentamente se fueron convirtiendo en denominaciones y el Señor levantaba otro movimiento para que la llama no se apague. Ruego a Dios que mantengamos la llama siempre encendida no olvidando las enseñanzas que dieron origen a nuestra historia como congregación.

L.C.: Con una mano en el corazón ¿Cuál fue la primera impresión que tuviste al llegar a nuestra comunidad? Siempre me interesa saber como fue el primer impacto al conocernos.

G.P. : Realmente muy buena, como muchos hermanos dicen, fue muy importante el recibimiento, las muestras de cariño y el característico abrazo. Me llamaron la atención las alabanzas  dado que muchas de ellas no se cantan en otras congregaciones. Me costó muy poco la adaptación y con una mano en el corazón debo decir que tengamos un poco de cuidado cuando nos visitan hermanos de otras congregaciones. Tratarlos con amor, respeto y no ofrecernos a discipularlos de inmediato dado que muchos vienen con otras costumbres en relación a este tema y les puede resultar avasallante. 
En mi caso particular, el primer día que llegué un hermano querido de veinte años en el Señor lo primero que me dijo si me estaba discipulando con alguien y se ofreció. El mismo día dos hermanos más me hicieron la misma pregunta. Gracias a  Dios ya me había puesto el ojo Hugo De Francesco, querido hermano. Fue muy inteligente,  se dio cuenta de mi situación y hoy puedo decir que es mi discipulador y amigo.

L.C.: ¿Quisiera decirnos algo más?

G.P.: Agradecer a mis queridos hermanos por sus oraciones, ayuda y consuelo para mí y nuestra familia.

L.C.: ¡Muchas Gracias amado hermano!