DAVID PAWSON HABLA SOBRE LAS EXPERIENCIAS CARISMÁTICAS


David ¿Qué nos puedes decir de los llamados "cultos de bendición" que proliferan en la iglesia actual?

Sobre los “cultos de bendición” siempre fue mi intención que los lectores lleguen a sus
propias conclusiones, no quiero ser considerado como un especie de gurú. Prefiero  ayudarles a pensar más que decirles lo que deben pensar, pero aclaro, ayudarles a pensar bíblicamente. La primera pregunta que debemos plantearnos es: ¿La forma
en que se imparte hoy la “bendición” en las iglesias es bíblica? La única manera en que podamos responder esta pregunta es si mantenemos integrados la Palabra y el Espíritu, porque la Palabra y el Espíritu no se pueden disociar, son inseparables.
También podrá ser contestada si examinamos los registros bíblicos relacionados con el ministerio del Espíritu Santo, la naturaleza de la bendición divina y los acontecimientos que rodean el Día de pentecostés y, desde allí, evaluar los fenómenos contemporáneos denominados “cultos de bendición”.


Las prácticas actuales en las iglesias carismáticas son muy variadas. ¿Cómo podemos evaluarlas?

No hay precedente bíblico o justificación teológica alguna para muchas de estas prácticas, aunque un amplio sector pretenda su legitimación. ¿Es bíblica la forma de bendición que vemos hoy en las iglesias? Hasta el momento no encontré una base escritural que avale de manera clara lo que está sucediendo. Las Escrituras no pueden permanecer neutrales
sobre este tema en razón que fueron inspiradas por el Espíritu Santo que –según los defensores de estas prácticas- es el mismo que actúa en los cultos de “bendición”. No se trata de una cuestión partidaria o un enfoque denominacional, sino bíblico. ¿Pueden llegar entenderme?


Usted piensa que es necesario debatir con aquellos que representan estos "cultos bendición"?

En su oportunidad he planteado un debate a los abogados de la “bendición”, y
estoy esperando sus argumentos y presuposiciones. Hay una noción extendida que el verdadero conocimiento tiene que ser existencial, es decir que algo debe ser experimentado antes de que pueda ser examinado o explicado. Si fuera el caso, me equivoqué al escribir un libro sobre el cielo y el infierno, ya que nunca he ido ni a uno ni a otro lugar. En realidad, la idea que algo debe ser experimentado antes de evaluar sus beneficios o deméritos, es tan viejo como el Jardín de Edén. Aunque Adán y Eva ya tenían la Palabra de Dios ellos igualmente quisieron experimentar. Vivimos en una sociedad que constantemente busca nuevas experiencias, viajes de marihuana, viajes por el mundo, tabla ouija, etc. La búsqueda se extiende  rápidamente al reino espiritual con un deseo creciente del contacto sensual con el sobrenatural.


Entonces, cómo podemos determinar si una experiencia es genuina...

Claro que pueden ser genuinas, originadas en Dios, pero también puede estar presente un substituto carnal, del hombre o una falsificación sutil del Satanás. Comer "la fruta"
del huerto (experiencia) no fue un medio legítimo para comprobar lo que era bueno o lo que era malo, se trataba sencillamente de obedecer lo que Dios dijo.
Se ha hecho una costumbre tener experiencias para luego aprobarlas o no. Dicen “Por los frutos los conoceréis " (Mateo 7:20). Pero este pasaje se refiere a los falsos profetas, no a las experiencias. Necesitamos mirar las raíces más que los frutos o resultados. Por "raíces" quiero decir "raíces bíblicas" porque el criterio básico debe ser lo que Dios ya ha dicho, lo que registran las Escrituras. En relación con cualquier experiencia tenemos que hacer una pregunta simple: ¿Dios nos ha dicho claramente que quiere que tengamos eso, él lo prometió, otros en la Biblia lo experimentaron? El fin no justifica los medios.


Estimado David, en lo particular, como actúa Ud. ante las experiencias sobrenaturales?

En lo que a mí respecta, y mirando hacia atrás, me encuentro cauteloso con respecto a las prácticas que muchos atribuyen al Espíritu. En muchos casos el pragmatismo entró y se impuso sin sentido y sin razón. Si esto funciona, hagámoslo, siendo éste el único filtro. El fin justifica cualquier medio, esto provoca que la enseñanza y profundización de la Palabra de Dios se reduzca, y aún se omita su exposición en estas reuniones de “bendición”. Hacen encajar las Escrituras con los sucesos cuando debería ser al revés. Los abogados de los cultos de bendición han llevado a las sagradas escrituras a un plano irrelevante diciendo que el Espíritu Santo es " libre de actuar de maneras no bíblicas”. Él es el Espíritu de Verdad así como poder. Él no se contradice. Los hechos, expresiones y manifestaciones de hoy tienen que ser compatibles con sus palabras inspiradas ayer. Su palabra no ha  cambiado. En ella encontramos los caminos del Espíritu, así como los trabajos de la carne y las operaciones de Satanás. Aún más, podemos cometer la equivocación de atribuir el trabajo del Espíritu a otras fuentes. La Escritura nunca anima a una aceptación incondicional de toda experiencia sobrenatural.

En la actualidad vemos muchos líderes que se involucran en esta clase de ministerio y práctica. Algunos por convicción y otros por influencia. ¿Es así?

Los pastores no tienen porque temer las presiones de aquellos que promueven las experiencias sin base escritural. Deben enfrentar las suposiciones y manifestaciones, como tirarse al piso, saltar, ruidos de animal, como un león rugiente o vacas que mugen y cloqueo de pollos como los fenómenos de Toronto. Estos hombres dicen que son  pruebas de la bendición de Dios. Pero nada de esto es encontrado en la Biblia, y si algo de esto ocurre en la Biblia, parece ser usado de manera diferente. Por ejemplo, las caídas de la gente al piso dicen que son “muertos en el Espíritu”. Para mí esto es una descripción horrorosa que solamente debería ser usada en casos como el de Ananías y Sapphira (Hechos 5:1-11)

David, Ud. cree que el ministerio del Espíritu se ha desviado en algún punto?

E,stoy impresionado por el modo en que el ministerio del Espíritu se ha distorsionado en los últimos años, y le han dado la prominencia a reuniones estilo “Toronto”. Una práctica que rápidamente se ha desarrollado y es fuerte, sugiere que el modo normal para ser “bendecido” por Dios es que la persona pase adelante en el punto culminante de la reunión, se les imponga las manos con ligereza y sin discernimiento, es más, hay reuniones que persiguen exclusivamente este objetivo.

Algo así como un  "nuevo sacerdocio"....

Como regla número uno debemos conocer las escrituras para comprender los medios de bendición. Hoy encontramos un  “modo normal” de recibir la bendición de Dios pero poco o nada escritural. Declaran que la bendición debe ser canalizada por una persona que la tiene a otra persona que no la tiene. Esto entraña varios peligros, el más grave es que un espíritu incorrecto esté siendo transferido, también promueve una especie de bienestar religioso, crea una cultura de dependencia, y, como Ud. dice un nuevo "sacerdocio" donde se tiene la necesidad de un sacerdote para mediar la gracia de Dios. Cuando prevalecen estas prácticas se debilita el ejercicio de la disciplina respeto de pecados habituales de la gente. El Nuevo Testamento no tiene ninguna mención de este ministerio. Suceden prácticas aberrantes en las iglesias, la lengua en la mejilla, una mano que tiembla delante de la cara de otro, la mano colocada en la región del sacro, etc. Esto era totalmente desconocido en la práctica apostólica. Espero un argumento que realmente fundamente estas cosas, una autorización bíblica para hacer las cosas que hacen, que son
incompatibles con los imperativos específicos de la biblia.


¿Las experiencias no certifican legitimidad o aprobación divina?

Tomar como punto de partida el resultado de las experiencias para aprobar semejantes prácticas es un criterio inadecuado para distinguir la actividad divina. He examinado cuidadosamente los precedentes bíblicos para cada una de estas manifestaciones y prácticas contemporáneas y llegué a las siguientes conclusiones: 
La caída: Nunca está asociada con el Espíritu y seguramente nunca interpretada como su trabajo.
El Temblor: Nunca es asociado con la bendición. Tampoco alguna vez es atribuido al Espíritu Santo.
Las risas: Otra vez, notamos la no justificación para usar tal frase como "riéndonos en el Espíritu” La risa sin una causa adecuada o apropiada no es encontrada en la Biblia. Un Dios sensible no hace de la gente un objeto de diversión o de burla.
El lloro: Llorar en sí mismo no lleva ninguna trascendencia espiritual si no es consecuencia de un hecho racional, como por ejemplo el arrepentimiento.
El salto: Es difícil de encontrar cualquier precedente para el salto involuntario o fuera de control. No aparece ninguna autorización bíblica para identificar estas manifestaciones
como el trabajo del Espíritu Santo.
Gruñir: ¿Dios haría que los seres humanos, hechos a Su imagen y solamente un poco menor que los ángeles, sonar o comportarse como animales? La respuesta es no. Jamás el
proferir ruidos de animales será sinónimo de bendición. El comportamiento animal es más probable que sea demoníaco más bien que de origen divino. Ninguna de estas es declarada expresamente como una manifestación del Espíritu. No son causadas por él. Se trata de reacciones humanas, respuestas espontáneas de naturaleza humana, propio de la falta de conocimiento de las sagradas escrituras. La manipulación en cualquiera de sus formas y la ausencia de cualquier cuestionamiento es desconocida en la Biblia.
La Teología de la Embriaguez o “borracho con Dios” es otra cosa que refuto. Durante el Día de pentecostés la multitud no pensó que ellos estaban borrachos, ya que el discurso del apóstol Pedro era totalmente comprendido, inteligible en el contenido, asombrosamente inteligible. Solamente una minoría, hizo semejante acusación de degradación de incapacidad. En Efesios 5:18, el apóstol Pablo hace esencialmente un contraste más bien que una comparación. Oyeron: Se trata de un contraste, no una comparación. En todas partes de la Biblia, la embriaguez es condenada como
pecaminosa y degradante.
En vista del hecho que la pérdida de autocontrol es el resultado principal de la embriaguez, sería asombroso si el Espíritu nos condujera a una simulación de esto, en particular a la luz del imperativo apostólico de evitar todo el aspecto de
este mal que es la borrachera. 


¿Las personas pierden o no el control cuando actúa el Espíritu Santo en ellas?

No hay ninguna sugerencia que aquellos en quienes actúa el Espíritu Santo pierdan el control. Puede haber expresión espontánea, pero es nunca es involuntario. El Espíritu Santo nunca nos obliga hacer algo.
No hay ninguna autorización bíblica para entregar el control de una vida o una reunión al Espíritu Santo. Si esto ocurre estamos frente a una abdicación de responsabilidad.
Otra práctica muy común es invitar al Espíritu Santo a venir. Esta práctica fue popularizada por John Wimber. Tal cosa tiene que provocar una manifestación subsecuente, espiritual o  humana con su “llegada”. Esto pasa por alto el hecho que el
Espíritu Santo ha estado presente todo el tiempo; y es el más importante de todos. No hay ningún precedente bíblico para orar que venga el Espíritu. Él dirige a la iglesia desde sus
comienzos por mandato del Padre y del Hijo. Es muy importante el modo en que pensamos y la manera en que llevamos a otros a pensar estas cosas.
Existen un sinnúmero de tentativas de arraigar estas experiencias en las Escrituras y la mayoría se fundan en el Antiguo testamento, con frases muchas veces sacadas de
contexto. Es peligroso usar estas frases para describir acontecimientos contemporáneos, de darles una afirmación bíblica sin una exégesis adecuada. Los señales y prodigios de
John Wimber, los espíritus territoriales de Peter Wagner, las predicciones de Paul Cahen y ahora las reuniones de Rodney Howard vuelven al Antiguo testamento para probar tales cosas.


En conclusión ¿Qué le aconseja a la iglesia de nuestros días?

Hubo en las últimas décadas una inundación de testimonios de bendición, sin embargo tengo serias reservas en que haya alguna ocasión donde el fin justifica el medio. Observo
constantemente en las escrituras que el accionar del Espíritu Santo conduce al verdadero arrepentimiento y a una evidente obediencia y no solamente a experiencias  emocionales. Este criterio es elemental, sobre todo es necesario en un tiempo donde se autentica toda experiencia. La prueba que una experiencia es genuina es que produce un encuentro con Dios. No cabe duda, y esto está fuera del análisis, que la voluntad de Dios es bendecirnos, es la maravilla y el resultado esencial de la redención, y para bendecirnos Dios no espera que nuestros métodos sean perfectos. No obstante, esto no justifica alcanzar la bendición de cualquier forma. Aún más, considero un tremendo error asumir que su bendición convalida y ratifica nuestro ministerio.
Actuemos con precaución, luz verde para el obrar genuino del Espíritu Santo, luz amarilla para las manifestaciones dudosas, y rojo a las experiencias frenéticas, que no soportan el menor sustento bíblico.

Es imposible encontrar precedentes históricos para las formas de bendición que se imparten en la actualidad. Más bien, tenemos que estar entusiasmados en hallar antecedentes en las escrituras. Hay una exposición razonada y clara para describir la bendición en la enseñanza de Pedro, Pablo, Juan y Jesús mismo.
Reconozcamos la prioridad que tienen las raíces sobre los frutos y en la enseñanza bíblica sobre la experiencia pragmática. Debemos tomar más tiempo para investigar las
raíces históricas de las manifestaciones y examinar su teología.
Los precursores del evangelio de la prosperidad, como Kenneth Hagin, Benny Hinn, Kenneth Copeland y Rodney Howard-Browne siguen promoviendo las manifestaciones
físicas, que posteriormente vinieron ser los sellos del fenómeno de Toronto, las sacudidas, los ruidos de animal y la embriaguez del Espíritu. La bendición asociada con Toronto no es bíblica.
Lo que digo es para los que se preocupan por lo que Dios a dicho en las escrituras, y para quienes la Palabra es su autoridad final en los asuntos de fe y práctica.



(Fuente: What the Bible says about the Holy Spirit)