¿DOS PIENSAN MEJOR QUE UNO?


Evaluando la pluralidad en el liderazgo.


"Si querés llegar rápido, andá solo. Si querés llegar lejos, caminá junto a otros", dice un viejo proverbio africano. 

Actualmente en el ámbito cristiano, desde las iglesias más conservadoras hasta las más dispuestas a ser renovadas, se debate sobre las ventajas y dificultades de la pluralidad en la conducción.

Ahora bien, ¿Cuál es el tamaño ideal de un conjunto de personas a la hora de proponer cambios o proyectos, y ¿Qué errores se producen con más frecuencia?

No cabe duda que hoy los procesos eclesiales tienden a ser cada vez más colaborativos. Salvo algunas excepciones, hay esfuerzos por proveer de espacios adecuados a los líderes para que puedan brindar su aporte individual.

Jesús, al enviar a sus discípulos de dos en dos, tenía en claro que el trabajo en dupla concede un plus, un respaldo sin igual a la hora de llevar a cabo un proyecto o una obra espiritual. El Maestro apuntaba a que sus seguidores  se despojen del ego ridículo de pensar que la forma de ser individual es la única válida a la hora de encarar una misión, en cambio pretendía que se dieran cuenta de que el trabajo en equipo era una herramienta poderosa.

Como contrapartida, a veces se observa que en grupos muy amplios se terminan perdiendo las propuestas. Lo que es de todos o de tantos termina siendo de nadie. Un proyecto noble, que fue meditado con tiempo, puede quedar ahogado en medio de una tormenta de argumentaciones y alegatos colectivos.

De todas maneras cualquiera que piense que la obra cristiana se puede concebir individualmente se equivoca. Está bueno tener al lado a alguien con quien compartir una carga o un plan. Alguien que nos haga crecer y que tenga la confianza suficiente para decir que estás equivocado o que tu ocurrencia es un desvarío. 
Es imposible que en la era del Nuevo Pacto un discípulo solo haga la diferencia,  como los profetas del Antiguo Testamento.

 No obstante, la pluralidad debe tener sus cuidados. El "pensamiento y trabajo grupal" viene recogiendo algunas observaciones en los últimos años entre pastores, maestros y obreros. Advierten que muchos de los errores sistemáticos que aparecen a nivel individual pueden acentuarse a medida que se suman interacciones en un conjunto de personas.

Conclusiones positivas y negativas a las que arribaron algunos pioneros en el ministerio plural.

*Los más timoratos toman fuerza estando al lado de sus compañeros más arrojados. 

*Un "efecto asamblea" hace que tiendan a hablar los más osados, mientras que una mayoría permanece callada. Por ejemplo se resuelve emprender una misión u obra invocando la voz de la asamblea, cuando en realidad la voluntad colectiva promedio era otra y no se explicitó en la reunión.

*Los grupos producen una "tensión" en la toma de decisiones que muchas veces no tiene fin. Se delibera largamente en afrontar un riesgo o  no hacerlo.

*Además, comparados con los individuos, los grupos tienden a ser más dogmáticos y propensos a justificar actitudes de sus componentes en detrimento del pensamiento general.

*Existen grupos que se comprometen a no criticar las propuestas porque sostienen que de esta forma surgirán el doble de iniciativas que a nivel individual. Experiencias más recientes demostraron que esta premisa es exagerada.

*Una plataforma que facilita y promueve el trabajo grupal siempre será más beneficiosa que el pensamiento de una sola persona. El testimonio de la iglesia de Antioquía que se encuentra registrado en Hechos capítulo 13 confirma que la pluralidad en el liderazgo funciona y es más, es la intención divina.

*En esquemas eclesiales colaborativos surgen problemas cuando algunos de los miembros de un grupo se guardan información, o cuando por temas de personalidad algunos no se animan a plantear objeciones y regresan a su casa con ellas. 

*Todo grupo que no permite ningún tipo de interacción está destinado al fracaso. 

¿Cuál es el tamaño óptimo de un grupo para que el pensamiento y la iniciativa fluya? 


  • Evan Wittenberg asegura que más de seis miembros vuelven a la dinámica caótica, porque la cantidad de interacciones posibles crece en forma exponencial y quita foco. 
  • Jeff Bezos afirma que el tamaño ideal del equipo es aquel "que puede ser alimentado por dos pizzas" (de cinco a ocho integrantes). En la industria del software, se suelen armar entre cinco y nueve programadores. 
  • Michael Schrage, otro experto en dinámica grupal, explica que, en materia de creatividad, no hay con qué darles a las duplas.
"Es difícil hablar de una receta única, depende mucho de la personalidad de cada uno", dice Sebastián Wilhelm. "En mi caso, trabajar en dupla me enriquece mucho más que hacerlo solo. En esos momentos de interacción es cuando se afirman los proyectos. Uno dice algo, el otro construye sobre eso o se le dispara otra idea, y así surgen caminos que, en la mente de uno solo, jamás aparecerían" 

Cuando hay un mismo sentir entre los integrantes del equipo , el trabajo se asemeja más a una charla de café entre amigos que a un proceso angustioso de dar a luz un proyecto. 

Editorial