Resulta que en el grupo de 40 personas que había heredado cuando comencé con el trabajo como responsable de gupo, había algunas hermanas que estaban llevando adelante un trabajo con niños del barrio en una "Horita Feliz". Fue allí donde mi esposa fue impactada por Cristo y se convierte por el testimonio de las hermanas que servían a los niños muy humildes, con alimentos hechos por sus propias manos, pan casero, chocolatada, rosquitas y también con la Palabra de Dios. Rápidamente, mi esposa fue integrada al grupo de la Horita Feliz como ayudante y colaboradora, y mas tarde como maestra de los niños. Desde entonces ella se sintió muy atrapada por el trabajo con los niños. No pasó lo mismo con migo, pues yo me sentía torpe y de madera para el trato con los niños.
Cuando aquella Horita Feliz se fue desmembrando, por distintas circunstancias, mi esposa no pudiendo frenar en su interior ese impulso que el Señor selló al conocerle, empezó a invitar a los amiguitos de nuestros hijos (entre 8 y 10 años) a tomar la leche en casa todos los sábados a la tarde. Pronto se corrió al voz entre los chicos del Fonavi donde vivíamos, de que los todos los sábados había una fiestita con chocolate y masitas en casa de Moni.
Nosotros vivíamos en un departamentito del 2do. piso que tenía una cocina-comedor que cuando había 6 personas mayores nos chocábamos, una habitación que era la nuestra y en el balcón hicimos la habitación de los chicos. Allí llegamos a tener mas de 20 chicos tomando la leche y contándoles acerca del Señor.
Despues de tratar con migo durante varios años, el Señor transformó ese pedazo de madera terciada que era yo en un maestro de niños a los cuales atiendo con el mismo amor y dedicación que lo hago con los hermanos mayores. Ya hace como 15 o 17 años que estamos junto con algunos hermanos más, trabajando con los niños del fonavi de Biema y Rouillon.
Ariel Montenegro
Cuando aquella Horita Feliz se fue desmembrando, por distintas circunstancias, mi esposa no pudiendo frenar en su interior ese impulso que el Señor selló al conocerle, empezó a invitar a los amiguitos de nuestros hijos (entre 8 y 10 años) a tomar la leche en casa todos los sábados a la tarde. Pronto se corrió al voz entre los chicos del Fonavi donde vivíamos, de que los todos los sábados había una fiestita con chocolate y masitas en casa de Moni.
Nosotros vivíamos en un departamentito del 2do. piso que tenía una cocina-comedor que cuando había 6 personas mayores nos chocábamos, una habitación que era la nuestra y en el balcón hicimos la habitación de los chicos. Allí llegamos a tener mas de 20 chicos tomando la leche y contándoles acerca del Señor.
Despues de tratar con migo durante varios años, el Señor transformó ese pedazo de madera terciada que era yo en un maestro de niños a los cuales atiendo con el mismo amor y dedicación que lo hago con los hermanos mayores. Ya hace como 15 o 17 años que estamos junto con algunos hermanos más, trabajando con los niños del fonavi de Biema y Rouillon.
Ariel Montenegro