EVALUEMOS NUESTRO MOVIMIENTO Jorge Himitian


Con mucha gratitud a Dios recordamos en estos días que él, en su infinita bondad, hace 50 años nos visitó con su Espíritu para revelarnos verdades fundamentales de la Palabra de Dios que habían sido olvidadas e ignoradas por la iglesia durante siglos. Y para hacerlo, como siempre, Dios escoge lo vil, lo necio, lo que no es para avergonzar a los sabios y entendidos, a fin de que ninguna carne se jacte en su presencia.

Argentina ha sido uno de esos lugares (no el único) que Dios ha escogido en su soberana gracia para darnos luz y revelación, como muy bien lo ha expuesto Ángel Negro en estos días. Y desde aquí se ha extendido hacia otros países de Sud América y del mundo. En la década del 70 Dios ha usado al hermano Juan Carlos Ortiz como un vocero a nivel internacional para difundir muchas de esas verdades.

Desde aquellos años de la visitación de Dios,  y como es propio del obrar de Dios, Argentina, nos ha sido, ni es, “La Meca” del obrar de Dios. Ha habido, y hay, diversos lugares en los cinco continentes del mundo, donde Dios ha descendido con su Espíritu y ha levantado ministerios apostólicos y proféticos a los que Dios ha dado revelaciones que confirman, amplían y complementan lo que nosotros hemos recibido.

En el año 2000 se formó la Apostolic Fellowship International (A.F.I.), una Comunión Apostólica Internacional. Una red de diferentes ministerios apostólicos y proféticos con una visión común, donde podemos dar y recibir unos a otros, a fin de enriquecernos mutuamente, y avanzar hacia la unidad del cuerpo de Cristo en el mundo, para que la iglesia alcance su plenitud y cumpla su misión integral en el todas las naciones.

Fue así que conocimos a nuestro querido hermano Giovanni Traettino de Italia, coordinador permanente de AFI; al bien recordado Pierre Truschel, de Francia, ya con el Señor; a Ernest Komanapali, un santo varón de Dios de la India; a Pitsanunart Sritawong de Tailandia; a Enoc Adeboie de Nigeria; y a otros. Y el año pasado, en el encuentro de AFI, en Madrid 2016 conocimos al Pr. Eddy Leo, de Indonesia.

Nos pusimos en contacto con él para invitarlo a este encuentro. Podría escribir un libro sobre las dificultades que tuvimos para que la Embajada Argentina en Indonesia le otorgara la Visa para entrar a Argentina. Llegó un momento que tuvimos que aplicar la fórmula de Bob Mumford: “Te reprendo Satanás, a menos que seas tu Señor”. Era Satanás, nomás, el que estaba estorbando. Un día antes de tomar el avión finalmente le dieron la Visa.

Cuando lo oímos predicar en Madrid, quedamos super-impactados, lo mismo que en estos días aquí, al conocer a un hombre que, siendo del otro extremo del mundo y de un contexto tan distinto al nuestro, tenga la misma visión y la misma revelación sobre temas tan caros a nosotros como el reino de Dios, el discipulado, el propósito eterno de Dios, la iglesia por las casas, y otros temas similares.

Ha sido una bendición tenerlo entre nosotros en estos días, y recibir en vivo y en directo su magnífico ministerio. Todo lo ministrado por él en estos días, además de ser una gran confirmación, ha sido una renovación de nuestra visión, y sobre todo, la gracia y la unción con que nos ha predicado nos ha dado un nuevo impulso para lanzarnos con más determinación y fe a la tarea a la que Dios nos ha llamado.

Este retiro no debe terminar aquí, hoy. Debe continuar en nuestros en todos los lugares donde estamos sirviendo al Señor. ¿Cómo? Con TALLERES.

Cada presbiterio debe reunirse y en torno a estos temas, (quizás por varias semanas o en un retiro de un par de días) para orar, conversar y llegar a conclusiones prácticas a fin de mejorar y dinamizar nuestro funcionamiento.

Sobre todo lo que el hno. Eddy Leo nos ministró, sugiero que en los talleres trabajemos respondiendo a estas preguntas o preguntas similares:

¿Qué temas son para nosotros confirmación de lo que hemos recibido?

¿Qué aspectos debemos corregir?

¿Qué dinámicas podemos mejorar?

¿Qué enfoques debemos agregar y/o ampliar?

¿Qué cambios debemos hacer?

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