CONOCIENDO A ÁNGEL NEGRO


Ángel Negro es uno de los pastores de la comunidad cristiana Zona Norte de Buenos Aires, uno de los precursores del movimiento de renovación espiritual en Argentina y Latinoamérica. Su mensaje claro, sencillo y profundo ha bendecido a la iglesia del Señor durante décadas. Es instrumento en la restauración de comunidades, en la reconciliación de líderes y de la hermandad. Integra actualmente el equipo apostólico en Argentina y la red apostólica internacional. Escritor de varios libros, conferencista y amado hermano en Cristo Jesús.



Su trayectoria como discípulo de Cristo



Pese al hecho de tener padres y abuelos cristianos, en mi adolescencia me rebelé contra Dios, y me alejé de mi casa. De modo que mi vida, en plena juventud, fue bastante desafortunada. Sin embargo, a los diecinueve años comencé a sentir un profundo vacío en mi interior, y una sed  muy grande de Cristo.Necesitaba paz, pero no la encontraba entre mis amistades, ni en las diversiones que pude conocer. Sentía que Dios me estaba buscando.



Por diversas circunstancias, fui a vivir a la casa de mi hermana mayor, y ella comenzó a llevarme nuevamente a las reuniones cristianas. Una noche, al volver a mi cuarto, me puse de rodillas y abrí mi corazón a Dios. Le pedí perdón por todos mis pecados y me entregué a él. Al otro día, en una campaña evangelística, hice una manifestación pública de mi entrega a Jesucristo, y a los pocos meses me bauticé. Fue en el año 1959.



Desde que me convertí a Cristo, sentí en mi corazón un gran deseo de servirle. Estaba en todas las actividades de la iglesia, en trabajos evangelísticos y juveniles. A todo eso, algunas experiencias tristes, como la muerte de mi madre, y la de una sobrina que falleció en mis brazos, me llevaron a una crisis pero a su vez me incentivaron a buscar más a Dios. Pasaba largo tiempo en oración, porque quería desarrollar el ministerio al que el Señor me estaba llamando.



Un día llegó a mis manos un libro llamado Secretos de la oración, que sugería varias normas para profundizar la relación personal con Dios. Una de ella se refería a la alabanza, que resultó ser revolucionaria para mí. Hasta entonces la única clase oración que conocía era pedir constantemente. Por primera vez levanté los brazos y alabé a Dios con todo mi corazón. Desde ese momento, tuve la sensación de estar frente a algo muy grande.



Comencé a oír a algunos hablar de la experiencia del bautismo en el Espíritu Santo, y sentí que eso era lo que necesitaba. Luego, en abril de 1967, en un retiro espiritual, recibí esa experiencia que transformó  mi vida, mi hogar, mi trabajo con los hermanos y, sobre todo, conocí a Jesucristo en una nueva dimensión.



Una de las cosas que veo venir es una gran expansión de la iglesia. Mucha gente va a venir al Señor y, para esto, tenemos que continuar preparándonos, especialmente en la formación de obreros que puedan atender a la gente.



Muchos van a emigrar a fin de extender el reino de Dios. Algunos irán con la convicción de una misión, otros lo harán por razones de trabajo, pero el Espíritu Santo les va a ir ubicando estratégicamente. También vamos a crecer con un claro sentido de comunidad, no simplemente como una institución religiosa.



(Fuente: Revista Encuentro en Cristo)





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