Muchas
veces ustedes ven que no estamos en la reunión, es que vamos a
muchos lugares. ¡La obra se ha extendido! No vamos a pasear. Cuando
visitamos algún lugar hay quien nos pregunta: “Paseando por acá”
y le digo “No, yo no voy a venir solo a pasear, vendría con
mi esposa”. Necesitamos que nos apoyen cuando salimos, pero
también salen otros hermanos a distintas localidades, en la
provincia de Santa Fe, Córdoba, Uruguay, el N.O.A., Entre Ríos,
provincia de Buenos Aires. Comenzamos a salir a otros países,
Claudio L. nos contó las cosas que están pasando en África, en
Europa. También nos llaman de diversos sitios para cubrir la obra.
Para nosotros no es sencillo viajar, pagamos nuestros propios gastos,
hay lugares que se nos hace difícil ir, pero el Señor nos da la
gracia para hacerlo ¡Hasta aquí nos ha bendecido el Señor! Les
pedimos que compartan nuestra carga.
Estamos
en la granja de rehabilitación de droga-dependientes con los
hermanos colaboradores. Muy pocos ven ese trabajo. No hacemos un tour
para ir a la granja. Ellos están todas las semanas trabajando,
también los que están en el Playón de Ludueña, en la zona sur de
Rosario, hermanos que trabajan en un lugar muy complicado de la
ciudad, sin embargo Dios ha cambiado el clima espiritual después de predicar el evangelio e instalarnos en ese barrio. La gente
está agradecida porque puede salir a sentarse en la calle en un
sector de tanto crimen. Hace mucho tiempo que no hay asesinatos, se
acabó el “narco menudeo”. Allí tenemos un discípulo
querido y muy respetado por haber sido líder de una violenta banda.
El Señor lo llamó, trasformó y levantó. También estamos en más
de cien grupos caseros. Creemos que no informamos lo suficiente estas
cosas. Lo cierto es que estamos trabajando, cada responsable de grupo discipulando,
tratando de extenderse en su barrio. Se trata de una iglesia en cada
casa.¡Gloria a Dios! ¡Dios es bueno! ¡Nos ayudó hasta aquí!
No
le restamos importancia a ningún encuentro. Todos juntos y por las
casas. Los domingos tenemos una reunión muy importante. Dios ve la
obra de cada uno, nos bendice y se alegra. Son hermosos los pies de
aquellos que llevan las buenas noticias. ¿Amén hermanos? Aquel que
se ensucia las manos, que se acerca al necesitado, a sus vecinos.
¡Hagamos lo que Dios quiere que hagamos! Pienso que Dios nos mira así como nosotros vemos una foto de nuestro planeta vista desde un
satélite. De pronto se hace foco en Europa y aparece llena de luces,
de repente Africa y hay mucho menos luz, obviamente me refiero a la
luz eléctrica. Dios igual nos mira como somos. Tanto hedor que sube
a su trono. No nos olvidemos que somos luz, que cada una de nuestras
casas es luz, llevando el amor de divino. Dios nos mira y se deleita.
Le da placer ver a sus hijos, a su iglesia. Gracias a Dios por su
pueblo que está restaurando. Gocémonos al ver a Dios obrar. Dejemos
que la llama del Espíritu se encienda y nos queme más y más, y se
levante una iglesia fuerte en el Señor.
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