Por Jorge Himitian
Venga tu reino: ¿Realidad o utopía?
Jesús oró: “Venga tu reino, sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”.Hemos pensado en esta oración desde una única perspectiva, la espiritual. En estos tiempos será pertinente orar y pensar en que el reino, es decir el gobierno de Dios se manifieste en todas las áreas de la vida y el quehacer humano. Me refiero a afectar todos los órdenes y estratos como la economía, política, educación, leyes, etc. Y no solamente el aspecto espiritual. En la actualidad,
¿Qué tenemos para ofrecer a la sociedad en este sentido?
¿Qué clase de preparación tenemos para afrontar un desafío de esta índole?
¿Vale de algo hacernos estas preguntas?
¿Cuál sería nuestra plataforma socio-económica?
¿Qué leyes redactaríamos?
En primer lugar necesitamos comprender la realidad actual, las ideologías imperantes y aquellas que se quieren imponer, la política, etc. a fin de no dejarnos engañar. Aún más, el consenso de la masa, las grandes corporaciones mundiales y su agenda casi nunca están a favor de los intereses del reino de Dios, y esto debemos saberlo.
La falsificación de las cosas están a la orden del día, imitando lo verdadero pero en el fondo no lo es. Aquellos que profesan cierta ideología y una militancia extrema generalmente están plenamente convencidos de que su visión de la realidad social es la verdad.
La palabra de Dios y la fe en Jesucristo nos fueron dadas para discernir las ideologías, sus falacias y aciertos, sus verdades y sus mentiras. <br><br>
Somos llamados a estar en el mundo, pero debemos vivir según los valores del reino de Dios siendo sal de la tierra y luz siendo un modelo para la sociedad: una comunidad que vive de acuerdo a los valores del reino de Dios, “una ciudad asentada sobre un monte” (Mateo 5.15).
La riqueza mundial ha crecido en los últimos años y proporcionalmente aumentó la pobreza, el hambre, la desnutrición, la miseria, y las enfermedades.
Mucha gente está excluida del sistema, con odio, resentimiento, amargura y tristeza. Esto fue un detonante para que nuestros jóvenes se vuelvan a las drogas, las pandillas, la delincuencia, el libertinaje sexual, el crimen, los estallidos sociales, el terrorismo y otros males.
Las causas
(Señalo tres. Con certeza que hay muchas más)
1. El pecado personal
*En funcionarios públicos, en el gobierno, en empresarios, y en individuos.
*Corrupción, soborno.
*Falta de virtudes de carácter.
*Egoísmo, individualismo, avaricia. “Porque raíz de todos los males es el amor al dinero” (1 Tim. 6.10)<br><br>
2. La Injusticia estructural
*Un sistema económico que beneficia a unos pocos en vez de procurar el bien común.
*Leyes que favorecen una injusta distribución de las riquezas (Salmos 94.20; Habacuc 2.6-12). Esto sigue aumentando la brecha entre ricos y pobres.
*Se privilegia el capital sobre el trabajo. Parte de las ganancias deberían ser distribuidas entre los trabajadores que las producen.
*Explotación laboral. Sueldos indignos. Trabajo informal. Explotación de los inmigrantes indocumentados.
3. La herencia generacional
Es la transmisión de una generación a otra de hábitos, actitudes y una mentalidad negativa.
*Mentalidad de miseria, de fracaso, de fatalidad.
*Sentimiento de ser víctima y no de responsable
*Hábitos de pereza y abandono
*Mentiras diabólicas en sus mentes
*Sin esperanza, sin proyecto de vida.
Alternativas
1. Pasividad.
Con la idea de que nuestra patria es el cielo y la tierra del diablo, muchos cristianos han tomado el camino de no inmiscuirse en los asuntos políticos y
socio-económicos. Pero es necesario aclarar que mantener una “neutralidad política” podría significar una postura política: la de mantener el “status quo”, es
decir, el sistema vigente.
2. Resignación.
Ante el avance de la maldad y la injusticia otros se sienten impotentes y se resignan. Procuran evangelizar y salvar a los a algunos de esta perversa
generación.
3. Luchar con medios humanos.
Algunos para cambiar las injusticias que hay en la sociedad optan por involucrarse en movimientos políticos, sociales y, aún, revolucionarios.<br><br>
4. Asumir nuestra responsabilidad de ser la sal de la tierra y la luz del mundo.
(Mateo 5.12-13). La levadura del reino de Dios que transformará toda la masa (Mateo 13.33).
Para ello tenemos cuatro armas muy poderosas en contra de las tinieblas:
*La oración y la guerra espiritual.
*La Palabra de Dios acompañada con prodigios, señales y milagros.
*Hacer discípulos en cantidad, calidad y unidad.
*Servir a la sociedad con santidad, amor y generosidad.
*Ser factores de transformación en la sociedad (sal y luz).
PROPUESTAS
1. Es necesario remover la primera causa que produce la injusticia social que es el pecado personal.
Transcribo el siguiente escrito, de autor desconocido:
a) La diferencia entre países ricos y pobres no depende de la edad del país. Esto puede ser verificado porque países como India y Egipto, que tienen más de 2000 años, son países pobres. Por otro lado, Canadá y Nueva Zelanda, que hace 150 años tenían poca expresión, hoy son países desarrollados y ricos.
b) La diferencia entre países pobres y ricos tampoco depende de los recursos naturales que tengan disponibles. Japón posee un territorio pequeño, 80%
montañoso, inadecuado para la agricultura y la cría de ganado, pero es la segunda economía mundial. El país es como una inmensa fábrica flotante que importa materia prima de todo el mundo y exporta productos manufacturados.
Otro ejemplo es Suiza, que no planta cacao, pero tiene el mejor chocolate del mundo. En su pequeño territorio cría animales y cultiva el suelo durante apenas cuatro meses al año. Sin embargo fabrica lácteos de la mejor calidad. Es un pequeño país que da una imagen de seguridad, orden y trabajo, lo que lo
convirtió en la caja fuerte del mundo.
Ejecutivos de países ricos que se relacionan con sus pares de países pobres señalan que no hay diferencia intelectual significativa. La raza o el color de la piel
tampoco es importante. Inmigrantes rotulados perezosos en sus países de origen son la fuerza productiva de los países ricos de Europa.
Entonces ¿Cuál es la diferencia?
La diferencia es la actitud de las personas formadas a lo largo de los años por la educación y la cultura.
Al analizar la conducta de las personas en los países ricos y desarrollados constatamos que la gran mayoría sigue los siguientes principios de vida:
1. La ética, como principio básico
2. La integridad
3. La responsabilidad
4. El respeto a las leyes y reglamentaciones
5. El respeto por el derecho de los demás ciudadanos
6. El amor al trabajo
7. El esfuerzo por el ahorro y la inversión
8. El deseo de superación
9. La puntualidad
En los países pobres apenas una minoría sigue estos principios básicos en su vida diaria. No somos pobres porque nos faltan recursos naturales o porque la
naturaleza fue cruel con nosotros. Somos pobres porque nos falta voluntad para cumplir y enseñar estos principios de funcionamiento de las sociedades ricas y desarrolladas.
Esta descripción es magistral y una guía excelente para trabajar en el carácter, en las actitudes y en las costumbres de las personas. Pero quiero que observemos algo importante. Entre las virtudes mencionadas se omite el mayor de todos los
mandamientos de Jesús en lo referente a las relaciones humanas: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”
Por ejemplo. Es verdad, que los países del norte de Europa, como resultado de la reforma, han logrado forjar una sociedad con esos nueve maravillosos principios, que son principios bíblicos. También es verdad que esos valores han sido fundamentales para el crecimiento y el progreso económico de esos países europeos, como también de otras naciones como los Estados Unidos. Sin embargo es importante destacar que la reforma junto con esos valores no enfatizó suficientemente el amor al prójimo, el servicio, la
generosidad, el desapego de las riquezas materiales, el amor aún a los enemigos y la ayuda a los pobres, que son los temas centrales y quizás los principales de las enseñanzas de Jesús. Como consecuencia los nueve valores mencionados que enfatizó la
reforma protestante se mezclaron con el egoísmo y la avaricia propio del corazón humano, y produjeron un mix de prosperidad económica + individualismo. Cuando luego el progreso económico se intensificó con la revolución industrial las desigualdades sociales se acrecentaron grandemente. Creció también el materialismo, el consumismo, y la concentración de las riquezas en manos de pocos.
En la actualidad, las naciones desarrolladas, en su mayoría con raíces cristianas, no se sienten en pecado ni en falta ante el hambre, la desnutrición, el armamentismo y «el escándalo de las disparidades
hirientes»
Gracias a Dios, hoy, la iglesia está comenzando a redescubrir el evangelio del reino, la vigencia del sermón del monte, el imperativo mandato del Señor de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos y la responsabilidad de ser factores de transformación
en la sociedad.
Hoy tenemos una mejor comprensión de que no se puede ser cristiano y avaro al mismo tiempo, y que un discípulo es aquel que reconoce que él es solo mayordomo y no dueño de lo que posee, y que su vida, sus bienes, su tiempo y sus capacidades están al servicio del Señor y de sus semejantes.
Los que mejores recursos tienen para remover la primera causa de la injusticia social somos nosotros, los hijos de Dios. Pues mediante la predicación del evangelio del reino, la conversión radical, el bautismo del Espíritu Santo, el discipulado, la oración, la palabra
de Dios y los dones poderosos que Dios nos ha dado, podemos, en Cristo, lograr la transformación de las personas. Y esa transformación individual es la condición ‘sine qua non’ para la transformación de la sociedad.
Sin embargo, aunque indispensable, no es suficiente; hay que remover también la segunda causa.
2. Es necesario remover la segunda causa, que es la injusticia estructural y construir un nuevo modelo económico y social más acorde con los principios del reino de Dios.
*No me toca a mí presentar un proyecto de sociedad, no soy economista. Pero sugiero que apóstoles y profetas reúnan a economistas, empresarios, políticos y profesionales cristianos, totalmente comprometidos con el reino de Dios, y les encarguen la tarea de trabajar en la elaboración de un PROYECTO SOCIO ECONÓMICO más acorde con los valores del reino de Dios. Es necesario abordar esta tarea con visión, fe, oración, paciencia, perseverancia, estudio y, sobre todo, bajo la inspiración del Espíritu Santo.<br><br>
*Ante el vacío y la crisis actual, y para una verdadera transformación de la sociedad se requiere de los gobernantes y funcionarios públicos tres cosas:
Integridad > < Corrupción
Idoneidad, profesionalidad > < Ineptitud
Una propuesta socio-económico inspirado en los principios del reino.
Es responsabilidad de la iglesia proveer a la sociedad hombres y mujeres santos, íntegros, serviciales, humildes, generosos, y a la vez, con una preparación
profesional de primer nivel, disponibles a ocupar cargos en la función pública o privada.
*Empresarios y profesionales, creativos y exitosos, comprometidos 100% con el reino, dispuestos a poner sus capacidades y sus recursos para crear empresas
cuyo objetivo primordial no es el lucro sino el ayudar al prójimo. Empresarios que se consagran a crear fuentes de trabajo con sueldos dignos, distribuyendo,
además, parte de las ganancias entre los trabajadores que producen esas riquezas.
3. Es necesario remover la tercera causa que es la transmisión de una generación a otra de hábitos, actitudes y una mentalidad de fracaso, y producir una nueva mentalidad de fe, esperanza y victoria.
*Para cierto sector más pobre de la sociedad, el problema no es solo económico-social, es mucho más profundo. Satanás ha logrado construir en sus mentes,
sentimientos y actitudes, una fuerte fortaleza. Una mentira estructurada.<br><br>
La palabra de Dios es poderosa para destruir esas fortalezas y a la vez edificar en sus mentes, sentimientos y actitudes según la verdad de Dios. Sería bueno ayudarles a conseguir un buen trabajo y una vivienda, pero la solución requiere una acción mucho más profunda: un discipulado radical, que produzca tres cosas en la vida del discípulo:<br><br>
*Una nueva mentalidad.
Hemos aprendido que ‘arrepentimiento’ - en griego ‘metanoia’, significa un ‘cambio de mentalidad’. Esas personas necesitan tener una nueva visión de sí
mismas.
Toda persona necesita saber, creer y poder declarar:
- Soy una criatura de Dios, soy único en el universo.
- Yo fui creado por Dios y para Dios.
- Yo soy muy amado por Dios. Dios me conoce personalmente, y me ama.
desde antes de la fundación del mundo.
- Dios tiene un plan maravilloso para mi vida.
- Dios me amó tanto que para salvarme envió a su Hijo…
- Dios tiene otra vida mejor para mí.
- Dios me va a hacer un vencedor.
- Dios es mi Padre, yo soy su hijo. El Dios eterno y Todopoderoso, el creador y dueño del universo es mi Papá…!
*Un nueva actitud: RESPONSABILIDAD
- Dios quiere restaurar en mi su imagen y su semejanza
- Yo soy una persona responsable de mis actos, de mis palabras, de mi conducta.
- Soy responsable de superarme, de crecer, de progresar.
- Mi futuro no depende del azar, ni depende de los demás, depende de mí en el Señor.
- Asumo mi responsabilidad de construirme un futuro mejor, una mejor calidad de vida, con la ayuda de Dios y de mis hermanos, pero el principal responsable soy yo.
- Yo no soy víctima de los demás o de las circunstancias, soy el responsable de superarme, y de progresar.
- Renuncio a la resignación y a todo sentimiento de sentirme una víctima de la sociedad. Rechazo toda amargura y resentimiento.
- Por más que las condiciones externas sean difíciles, desfavorables, yo me esforzaré, y lucharé, venceré en el Nombre del Señor.
- Para ello necesito aprender, necesito que me enseñen, soy un discípulo de Jesucristo y de mis hermanos mayores en el Señor.
*Nuevos hábitos mediante un discipulado personal y profundo:
- Higiene, aseo, orden, estética, cosmética, peinado, etc.
- Cómo vestir, decoro, elegancia, buen gusto, etc.
- Orden, limpieza y cuidado de la casa, de los muebles, ropas, calzados, utensilios, electrodomésticos, etc.
- Cómo hacer los trabajos de la casa.
- Compras: qué comprar, dónde, cómo, cuando, proridades, etc.
- Oficios: enseñar oficios al varón, a la mujer.
- Trabajar con diligencia, responsabilidad, tesón, sacrificio, amor al trabajo, satisfacción, progreso, capacitación.
- Administración
- Ahorro (aunque se algo mínimo)
- Crianza y educación de los hijos.
- Estudios, aprendizaje, especialmente los hijos.
- Construir el futuro de ellos. planes, programa, vivienda.
- Alimentación, nutrición
- Educación sexual
- Orden y armonía familiar
- Tiempo libres. paseos, diversión, entretenimientos
La lista sería muy larga. No todos necesitan las mismas cosas. Todos necesitan adquirir nuevos hábitos hasta ser perfectos en el Señor.
Estos cambios no se producirán sin la ayuda de la iglesia. La solución profunda y definitiva es discipularlos y enseñarles a creer todas las verdades y a obedecer todos los mandamientos en el extraordinario poder del Espíritu Santo.
Se necesitan obreros con verdadera vocación para trabajar con este nivel de personas y tener un amor especial por ellos.
Seguramente la primera etapa sea la más difícil; pero una vez que se logre tener algunos obreros formados que han salido de entre ellos, estos serán los más calificados para seguir evangelizando y discipulando a esas personas. Los pastores que surjan de
entre ellos serán los más efectivos.
Isaías 2.2-4
“Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de
arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra”
Isaías 60.1-3
“Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento”.
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