2
Corintios 1:12 “Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de
nuestra conciencia, que con sencillez y
sinceridad de Dios, no con sabiduría humana,
sino con la gracia de Dios, nos hemos conducido
en el mundo, y mucho más con vosotros”
El
texto comienza: “Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de
nuestra conciencia….”
¿Cuál
era la gloria de Pablo? El testimonio de su conciencia. El dictado de
ella. El apóstol se ocupaba en tener una conciencia limpia, sana, en
concordancia con Dios. Si nuestra conciencia nos acusa el mejor
camino no es silenciarla, sino un arrepentimiento verdadero.
Luego
Pablo deja traslucir tres actitudes o elementos que conformaban la
línea directriz de su vida y conducta.
“...con
sencillez”
El
primer elemento que debemos incorporar es:
SENCILLEZ
Una de las características de
la sencillez es ser ACCESIBLES a los demás. Que no sea tan
difícil encontrarnos o estar con nosotros. Que no tengamos tantos
filtros hasta que lleguen donde estamos. Jesús fue accesible y
reprendió a sus discípulos cuando querían actuar como sus
secretarios privados.
Otra característica de la
sencillez es la EFICIENCIA. El que es sencillo no necesita
tantas cosas para vivir o servir a Dios. Un ejemplo claro es cuando
al joven David le acercaron el traje de Saúl para enfrentar a
Goliat. David prefirió utilizar su honda. ¿Hay algo más sencillo
para la guerra que una gomera?
La palabra sencillez viene del
original akarios que significa sin mezclas.
Simple. Puro. Exento de materiales o cosas extrañas. Carente de
complicaciones. Denota simplicidad de manera activa no pasiva.
Los griegos usaban esta
palabra para indicar el vino sin mezclas de agua o los metales sin
aleación o contaminación.
“….sinceridad
de Dios”
El segundo elemento que
debemos procurar es:
SINCERIDAD
A la sencillez de vida
necesitamos añadirle sinceridad. Se define como: “Falta de
fingimiento, de mentira, en las cosas que se dicen o en lo que se
hace. El término está asociado a la veracidad”. La cualidad que
consiste en expresarse con sinceridad se conoce como honestidad.
Dice el texto “sinceridad
de Dios”. La palabra original es eilikrinia
se trata de un atributo, una
cualidad de Dios, que le pertenece a él. Dios es puro, sincero,
honesto y nos llama a transitar por el mismo camino.
¿Por qué a veces cuesta ser
sinceros con quienes nos rodean? La raíz del problema, tal vez, son
nuestras argumentaciones (a veces válidas) a esta pregunta; “Si
digo las cosas como son mi puesto de trabajo corre peligro”, “No
tengo una relación tan cercana como para expresarle lo que siento”,
“No me pidió mi opinión”, etc. No cabe duda que falta libertad
en el trato con la mayoría de nuestros semejantes.
Ahora bien:
¿Cómo se puede vivir en
sinceridad?
¿Están teñidos nuestros
actos con fingimiento o con verdad?
¿Comento solamente las
“ganadas”? ¿Y qué de las “perdidas”?
¿Estamos más afectados por
la corriente de simulación y cinismo de las mayorías o
influenciados por el Espíritu de Dios y el carácter de Cristo?
2 Corintios 2:17 “Pues
no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios,
sino que con sinceridad, como de parte de Dios,
y delante de Dios, hablamos en Cristo”
“...no con sabiduría
humana, sino con la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo,
y mucho más con vosotros”.
Lo tercero es:
LA
GRACIA DE DIOS
Es indudable que para vivir en
la sinceridad de Cristo será muy necesaria la gracia de Dios. Se
trata del favor, del respaldo de Dios en todos nuestros actos,
acciones o palabras.
Procurar ser sinceros sin
gracia de Dios nos convertirá en personas “frontales” según el
mundo, cuyos resultados en las relaciones no siempre serán los
esperados. En realidad necesitamos la gracia de Dios.
Podemos exhibir sabiduría
humana al pretender ser sinceros, no obstante Pablo expresa que no es
con esta clase de sabiduría, sino con la que proviene de Dios.
Debe haber fuego en nuestros
corazones, pasión por la causa de Cristo, pero todo esto requerirá
ser encauzado por la gracia divina, como don y regalo de Dios en
nuestra humana debilidad.
Busquemos este año mayor
Sencillez
Sinceridad
y,
Gracia
de Dios.