VIOLENCIA DE GÉNERO


Son miles: los números oficiales de la violencia de género en Santa Fe. 

Se presentó el primer Informe del Registro Único de situaciones de violencias hacia las mujeres, que suman entre mayo y agosto de este año 3.692 situaciones. La mayoría de las víctimas son mayores de 30 años y denunciaron violencia psíquica y física

La provincia ya tiene los números de la violencia de género en Santa Fe. Se trata de cifras oficiales enmarcadas en el primer Informe del Registro Único de situaciones de violencias hacia las mujeres (Ruvim), impulsado por la Subsecretaría de Políticas de Género, creado por Decreto provincial Nro 1219/16, en el marco del Observatorio Provincial de Violencias de Género y definido en la Ley Provincial Nº 13.348 de Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. Se aloja en el Instituto Provincial de Estadística y Censos (IPEC) y constituye una herramienta de monitoreo, recolección y producción de datos e información de los anoticiamientos y denuncias sobre violencias hacia las mujeres.
El Ruvim integra los meses de mayo, junio, julio y agosto de este año, durante el cual se registraron 3.692 casos. De este total, 2.448 (66,31%) son denuncias policiales, 973 (26,35%) por consulta o atención médica, 153 (4,14%) por asesoramiento y orientación, 67 (1,81%) por denuncia judicial y los casos no especificados son 51 (1,38%).
En cuanto a la edad de las víctimas se estableció que hay 629 casos sin edad específica. Hasta 14 años hay 280 casos (7,58%), entre 15 y 18 años, 231 (6,26%), entre 19 y 29 años, 991 (26,84%), entre 30 y 49 años 1.244 casos (33,69%) y de 50 para adelante, 317 (8,59%).
El 52 por ciento del registro está vinculado a violencia psicológica (1.923 casos) y le siguen 1.498 denuncias por violencia física. También se evidencia violencia sexual con 417 casos, violencia económica patrimonial con 261 y hay 411 situaciones en las que no se especifica el tipo de violencia como tipos de violencia que se dan simultáneamente.
La mayoría de los agresores son ex parejas (389 casos, 50.32 por ciento). Le siguen: novios o parejas (227 casos, 29,37%), otros familiares (90 casos, 11,64% por ciento) y agrupados en “otros” hay 67 casos. Finalmente, se estableció que las agresiones tienen lugar en su mayoría durante la noche o la madrugada con 256 situaciones, a la tarde con 164 casos y de mañana con 113 casos.
Los objetivos del registro es contar con información para diseñar indicadores que sean insumo para el diseño de políticas públicas orientadas a modificar el escenario de la violencia de género.

¿Qué dice la Biblia acerca del trato del esposo hacia su esposa?

"Ustedes, maridos, igualmente, convivan de manera comprensiva con sus mujeres, como con un vaso más frágil, puesto que es mujer, dándole honor por ser heredera como ustedes de la gracia de la vida, para que sus oraciones no sean estorbadas"    (1° Pedro 3:7)

Mantener una relación sana y afectiva con la esposa. 

Pocas cosas valora más un niño que un papá que ama a su mamá. Un hijo no se sentirá seguro si no ve amor entre sus padres. Por otro lado, una mamá difícilmente podrá realizar su tarea como madre con libertad, entusiasmo y amor si no se siente amada y valorada. La mujer es un vaso frágil. Su fragilidad se relaciona con sus emociones y esas emociones se ven fuertemente afectadas cuando quien debería cuidarla, sustentarla y edificarla, la ignora, o peor aún, la trata dura o ásperamente.

Vivimos en un mundo marcado por crisis tanto en la masculinidad como en la feminidad. En algún momento deberíamos desarrollar este tema, por su importancia y por las implicancias que tiene sobre la sociedad y el mundo. Los varones debemos aprender a conciliar la firmeza y la gracia, y entender que estas dos cosas deben ir juntas. Un varón áspero nunca podrá edificar a su esposa, porque no tiene la llave del corazón. Y la gracia, la afectuosidad y la caballerosidad son las que conducen a toda edificación.

También debemos entender que la relación con nuestra esposa es más importante que toda otra relación. El fruto que obtengamos de nuestro hogar saldrá de esa relación. El matrimonio es la fábrica de la vida, y cuando la fábrica está en crisis, el fruto se ve afectado. Por lo tanto, precisamos pasar tiempo con nuestra esposa. Este tiempo puede darse a través de salidas semanales o quincenales, de caminatas periódicas, de invitaciones a tomar un café, o de acostar temprano a los chicos para que la noche comience temprano y nos dé la oportunidad de conversar y estar solos sin interrupciones.

La mujer que ejerce su maternidad con abnegación y discernimiento de su misión necesita ser especialmente fortalecida. Precisa sentirse apoyada. Que se le recuerde constantemente acerca del beneficio de lo que está haciendo. Que se le exprese que su dedicación es valorada por nosotros y por Dios. Y que se le recuerde que el costo de su esfuerzo redundará a su tiempo en descanso y gozo pleno. La crianza de los hijos es un proceso muy extenso y lleva muchos años obtener un fruto final. El varón debe apuntar siempre hacia el día en que vendrá la cosecha y unirlo con el presente para que el día presente resulte más llevadero.

¡Cuánta necesidad tenemos de repensar nuestro lugar como varones! Vivimos en un mundo lleno de hostilidad y desprecio, pero nuestras esposas deben saber que esas cosas no están en nosotros. Para ello, debemos llenarnos del Espíritu Santo. Precisamos estar plenos en Jesucristo, tener nuestro «tanque emocional y espiritual» lleno, desbordar de gozo, y andar en el Espíritu, en constante comunión con Dios.

(Fuente de datos: Rosario 3)