RAZONES PARA UN MINISTERIO PLURAL


Deponiendo intereses personales

Un elemento clave para el crecimiento es enfocar el ministerio como algo plural y complementario. Cada hombre está limitado en cuanto a sus propios recursos y capacidades, aún el más dotado. Cuando uno llega a su límite y pretende hace más, algo se rompe. La tensión es intolerable. El cansancio le fulmina. La mente no da para más. Se torna irritable, pesado. La familia sufre. Sus colegas sufren. Y la obra se estanca o se divide. 

Hermanos, si no enterramos nuestra ambición, si no vencemos esa arrogancia de tener que manejar todo a solas, si no aceptamos como normal tener que rendir cuentas a alguien, ese problema del personalismo nos va a estrangular, y terminará dejándonos sobre el costado del camino.

"En la multitud de consejeros hay seguridad"


Todo hombre aumenta automáticamente su caudal cuando se relaciona estrechamente con otros de dones y diferentes de los suyos. Dios nunca quiso que estuviéramos solos. Así que, debemos descubrir con quienes hemos de trabajar. No será fácil. Tampoco rápido. Los ajustes siempre llevan tiempo, y entre tanto generan fricción. Los que hemos tenido experiencias así podemos dar testimonio de lo que perdimos. Pero no creo que ninguno se anime a hacerlo ¡Porque es tanto más lo que ganamos que no nos interesa hablar de zonzeras! Trabajar en conjunto, como equipo de hombres, es esencial para desarrollar un ministerio multifacético. Donde uno es débil, otro es fuerte. Donde dos son fuertes, aprenden paciencia y gracia, y así comienzan a parecerse más a Cristo.


Menos revoluciones de motor


Aquí descubrimos un secreto que no pudimos entender antes. Cuando trabajamos juntos, el ministerio resultante es más que la suma de las partes individuales. ¡Mucho más! Y no solo eso, además trabajamos mejor con menos revoluciones de motor.

La congregación estará más satisfecha y más enriquecida, no ve reducidas sus opciones a las posibilidades de un solo hombre.
Cuando una congregación entra a crecer en un ministerio multifacético, suceden otras cosas que antes estaban limitadas a los sueños del pastor. Comienzan a aparecer personas que quieren trabajar, que quieren ser útiles, que quieren llevar fruto. Es que el Espíritu Santo levanta obreros ( o al menos personas dispuestas) en un ambiente dinámico, donde hay vida, amor, crecimiento. 

Por Orville Swindoll