Hoy tuve la alegría, responsabilidad y honor de compartir la palabra en nuestra amada comunidad. Para quienes les agrade leerlo o recordarlo les paso un extracto de lo expuesto en base a 1° Juan cap.1
CLAVES PARA NUESTRO TESTIMONIO COMUNITARIO
“Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.” 1 Juan 1:3
Hemos recibido el Espíritu de adopción: Dios se hizo Padre para nosotros y nos adoptó como hijos; ahora tenemos libre acceso a su presencia. En esta familia espiritual Jesucristo es nuestro hermano mayor, el primogénito de Dios.
Además el Padre dio a Jesucristo por cabeza de la Iglesia. La iglesia es su cuerpo del que todos los nacidos a la fe en Jesús somos participantes y miembros los unos de los otros.
Así tenemos comunión, este vínculo espiritual y eterno que nos relaciona con el Padre, con su Hijo Jesucristo y con muchos hermanos en la fe.
Las evidencias de una buena comunión
• Un buen espíritu, la percepción de que esperamos el momento de estar juntos, y cuando llega no nos queremos ir…:
¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!... Porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna. Salmos 133:1,3
• El interés mutuo y el buen trato entre nosotros:
Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros. Juan 13:34-35
• Una comunidad que comparte sus vivencias y acciones con corazón generoso y solidario:
Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.
Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos. Hechos 2.44-47
La comunión es un valor que merece ser cuidado
En esta carta Juan resalta la importancia de ser coherente entre lo que decimos de nosotros mismos y lo que pone de manifiesto nuestras acciones y modo de relacionarnos. Al leerla queda claro que la falsedad afecta la comunión, mientras que el andar en luz la promueve.
• Lo primero es andar en luz delante de Dios y entre nosotros. No convivir con la mala conciencia de acciones que afectan nuestra comunión.
Cuando se haga necesario la confesión de los pecados es el camino para restituir la comunión y alcanzar el perdón de Dios y la limpieza de nuestra mente y corazón.
…Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1:5-9
Conclusión: el testimonio que damos como comunidad
Quisiera tomar estos principios como base del testimonio comunitario de la congregación.
• Armonía: Nuestro relacionarnos debe estar impregnado de esta percepción de bien recibido del Señor. Su bendición nos alcanza y es hermosa la comunión con los hermanos.
• El amor: Los que nos observan deben ver algo especial en nosotros, tan especial que les comunique el amor de Jesús por las personas.
• El estar juntos: En un país individualista, en el cual aún los emprendimientos comunes también tienden a satisfacer los intereses personales, debemos crecer como comunidad de fe donde lo importante sea “el otro”. El otro es Dios en cuanto al culto, y el otro es mi hermano en la fe en cuanto a sus necesidades.
El amor nos motiva a la comunión y la comunión nos conduce al servicio.
Seamos una comunidad que sirve, motivados por el amor de Dios derramado en nuestros corazones que además va alcanzando una relación de armonía entre todos sus miembros.
Pablo Rayces