Introducción:
Todo el que ha sido constituido en la iglesia para enseñar, es un colaborador de Dios en la edificación del cuerpo de Cristo. El apóstol Pablo dice que "nosotros somos COLABORADORES de Dios, y vosotros labranza, edificio de Dios ", 1º Co. 3.9.
En la carta a los Efesios, en el capítulo 4 dice que el Señor constituyó ministerios (apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros) para la EDIFICACIÓN del cuerpo de Cristo. Las últimas palabras de Jesús citadas por El evangelista Mateo fueron: "Id y haced discípulos ENSEÑÁNDOLES que guarden todas las cosas que os he mandado".
El que hace discípulos debe tener conciencia que es un COLABORADOR de Dios en la edificación del cuerpo de Cristo, ENSEÑANDO todo lo que el Señor mandó.
Lo más importante de todo trabajo es el producto acabado. La finalidad del trabajo de un discipulador es la formación de vidas. Por lo tanto debe conocer bien la tarea a realizar. Predicar, enseñar, tener reuniones, retiros, estudiar,
aconsejar, visitar, etc., son actividades, pero, ninguna es un fin en sí misma.
Son medios que el líder usa para la formación de la vida de los cristianos. El apóstol Pablo dice en Col. 1.28, "... a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre". Esta debe ser la aspiración de todo el que enseña.
Todo el que hace debe saber cómo conducir las metas; vale decir, debe determinar los pasos prácticos para alcanzarlas. Es la única manera de poder ejercer fe sobre una vida. Si no se sabe a dónde conducir a una persona ¿para qué sirve la fe? Si no tiene metas ¿a dónde le conduce?
Todo el que está siendo orientado debe sentirse seguro, sabiendo que está frente a alguien que sabe encaminarle a objetivos precisos.
La necesidad de la formación de vidas.
Todos venimos de una manera errónea de vivir, equivocada, vana, sin sentido.
El apóstol Pedro dice: "Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir , la cuál recibisteis de vuestros padres", 1º P. 1.18. y el apóstol Pablo nos recuerda "Entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás", Ef. 2.3. Por nuestra naturaleza pecaminosa, hemos adquirido una manera de pensar y actuar contraria a la voluntad de Dios.
La manera de vivir de cada persona está conformada por:
El modo de pensar: la escala de valores.
La actitud: las intenciones del corazón.
La conducta: el trato con el prójimo y con los bienes ajenos y propios.
La actuación: lo que hacemos y decimos.
El estilo de vida: los gustos, las costumbres y los criterios.
Los rasgos del carácter, buenos o malos.
La personalidad: aquello que es muy propio de cada uno.
Todo este conjunto conforma la manera de vivir de cada uno y hace de él lo que es. Por consiguiente, somos conocidos no sólo por nuestros rasgos físicos, sino por estos otros elementos que conforman nuestra persona.
Todos estos rasgos de carácter, costumbres, criterios, conducta, etc. los heredamos genéticamente y adquirimos de nuestra familia, contexto social y situaciones de la vida. Éste es el bagaje que uno trae cuando viene al Señor. No podemos decir que todo es malo, sino que el eje central sobre el que gira la persona es incorrecto, ya que sus motivaciones no tienen como centro la voluntad de Dios. Su conducta es egocéntrica .
Cuando una persona se convierte se produce un cambio notable en su vida. Al ser quitada la culpa por la obra de la cruz, su conciencia se alivia porque se ha desembarazado del peso del pecado que la agobiaba. Se siente feliz, tiene paz
y el gozo del Señor brilla en su rostro. Al reconocer a Jesucristo como el Señor de su vida, se libra de una vida egocéntrica y ahora la motivación de sus acciones es otra.
Aunque nadie le haya enseñado, su conciencia le da testimonio de las cosas que están mal. Si engañaba a su esposa, ya no lo quiere hacer , por el contrario, la trata con más cariño. Si miente, se siente reprendido en su interior
. No obstante, hay muchas cosas que no sabe y por eso tiene que ser instruido.
Es cierto que trata con más cariño a su esposa, pero no sabe que tiene que amarla como Cristo amó a la iglesia , Ef. 5.25. No sabe que su amor por ella ha de ser sacrificial. Que debe darlo todo para hacerla feliz.
Desde que esa mujer se convirtió, respeta más a su marido, aunque ignora que debe estar sujeta a él como al Señor , Ef. 5.22. Cuando aquel joven se convirtió comenzó a querer más a sus padres, y está bien, pero necesita ser instruido con el mandamiento de Dios que dice: " Honra a tu padre y a tu madre para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra", Dt. 5.16. Y hay muchas cosas más que desconoce, por lo que tiene que ser enseñado.
Jesús dijo: "Id y haced discípulos a todas las naciones... ENSEÑÁNDOLES que guarden todas las cosas que os he mandado", Mt. 28.19-20. Constantemente el apóstol exhorta a los líderes o a los más crecidos en la iglesia a que enseñen.
No hay crecimiento ni desarrollo sin enseñanza.
Además, la persona trae hábitos, conceptos y vicios de carácter contrarios al espíritu de Cristo, por lo que necesita recibir la enseñanza de la Palabra y la orientación práctica de cómo modificar su conducta de vida.
Toda persona merece ser enseñada. Toda persona merece ser ayudada.
¿POR DÓNDE COMENZAR LA EDIFICACIÓN DE UNA VIDA?
Por el cimiento. Es vital establecer un buen cimiento si se desea lograr una buena edificación. El cimiento debe ser acorde con lo que se quiere edificar sobre él. Si sólo queremos lograr asistentes a las reuniones, y con eso nos
conformamos, pondremos un cimiento basado en las necesidades de la persona y presentaremos a Dios como el que provee todo lo que a ésta le hace falta. Si, en cambio, queremos formar un discípulo de Cristo dispuesto a vivir el
evangelio hasta las últimas consecuencias, ese cimiento no sirve.
El problema no reside tanto en desconocer el cimiento que debemos colocar, sino "sobreenfatizar" sólo una parte de la verdad. Todos los cristianos creemos que Dios provee para nuestras necesidades, pero si sólo acentuamos esa parte,
el "aprendiz de discípulo" tendrá una pobre imagen de Cristo en sí mismo. Si por el contrario enfatizamos sólo la obediencia a leyes y estatutos y olvidamos la gracia de Dios, y no engendramos fe en el corazón de esas personas, tampoco lograremos el fin deseado, o lo que es peor, sólo obtendremos
personas legalistas. Nuestra meta en la edificación debe ser que la persona sea lo más parecida a Jesús.
LOS CIMIENTOS DE UN DISCÍPULO DE CRISTO
Para poder edificar bien una vida hace falta arrancar y plantar. Desarraigar todo principio contrario al espíritu del evangelio suplantándolo por los fundamentos del reino de Dios. Sólo un profundo cambio de actitud y una fe genuina en la eficacia de la obra de la cruz le harán romper al recién convertido con su vieja vida. Un evangelio aguado es ineficaz para cortar con el pasado. Sólo el evangelio del Reino con Jesús como Señor, da bases sólidas para edificar bien
una persona.
RECONOCIMIENTO DE JESUCRISTO COMO EL REY
Cada persona debe tener plena conciencia de que para vivir bajo las leyes del reino de Dios tiene que reconocer a Jesucristo como su legítimo Rey y Señor.
Sólo así se someterá a la autoridad de su gobierno y respetará sus leyes, estatutos, ordenanzas y autoridad delegada por Él.
SI UNA PERSONA NO RECONOCE AUTORIDAD, NO SE LA PUEDE EDIFICAR.
CAMBIO DE ACTITUD
La actitud de rebeldía e independencia debe ser desechada y reemplazada por una actitud de sumisión y dependencia . Una buena definición de la conversión es: CAMBIO DE GOBIERNO. En muchos casos el problema se origina al querer edificar a personas rebeldes e independientes, o sea, que no quieren cambiar de actitud.
CONFESIÓN DE LOS PECADOS
Toda persona trae de su "vieja manera de vivir" un bagaje de pecados, tinieblas culpas, situaciones que no sabe cómo arreglar. Es necesario que confiese estas cosas con el fin de lograr los siguientes resultados:
1) Ser sanado interiormente.
2) Arreglar con justicia toda situación que haya quedado pendiente (Ej. estafa, robo, adulterio, etc.).
3) No dar lugar a Satanás (él sabe cómo tomar ventajas donde hay áreas ocultas).
4) Avanzar con paso firme en la edificación, sin obstáculos y sin claudicaciones.
5) Quitar el peso de la culpa (la creciente sensibilidad que opera en la persona frente a la verdad de Dios hace que se sienta mal por sus pecados del pasado).
BAUTISMO EN AGUA
Muerte y sepultura a la vieja manera de vivir, a un pasado desechado definitivamente. Resurrección a una nueva manera de vivir, "las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas".
PLENITUD DEL ESPÍRITU SANTO
El Espíritu Santo lo hace dócil a la Palabra. Su dureza comenzó a ser tratada el día que ingresó al reino de Dios.
Con este cimiento la persona está lista para ser edificada en la "nueva manera de vivir". No es posible quedar sin una manera de vivir. Si no la edificamos, los viejos esquemas, los vicios de carácter, etc., surgen nuevamente, y lo único que se consigue son hombres y mujeres con una "cultura cristiana", pero no discípulos de Jesús.
EDIFICANDO EN BASE A METAS
ADQUIRIENDO UNA NUEVA MENTALIDAD:
Si al pensar en la edificación de la iglesia nos limitamos a las reuniones, ya sean las dominicales, o a las de entre semana, o al grupo casero, nos quedaremos trabados en el cumplimiento del propósito del Señor: que todos sean discípulos.
El cambio en la edificación de las vidas se produce cuando tomamos plena conciencia de que estamos formando y levantando una comunidad, un pueblo, una nación con leyes, estatutos, sistema de gobierno, cultura, costumbres,
estilo de vida, principios, lenguaje, valores, música, etc. Todo cobra un nuevo valor; aun las cosas naturales de la vida, por pequeñas que sean, son importantes. No solamente nos preocupamos por la conducta, los aspectos espirituales y el servicio en la iglesia, sino en todo lo concerniente a la vida de
un pueblo. Como por ejemplo: tener una correcta tabla de valores, pagar los impuestos, mejorar y ampliar la vivienda, el descanso, la salud física, la buena alimentación, la higiene, el manejo correcto del dinero, así como la piedad y el testimonio.
¿QUÉ ES EDIFICAR?
Edificar es más que resolver los problemas de la gente.
Edificar es completar lo que falta para alcanzar la meta propuesta.
En 1º Tesalonicenses 3:10, el apóstol Pablo confiesa: “Día y noche suplicamos a
Dios que nos permita verlos personalmente y completar lo que todavía falta en su fe”. La meta del apóstol es querer completar lo que todavía pudiera faltarles a los hermanos de Tesalónica en materia de fe.
¿Qué falta? Ésta debe ser la pregunta que debe hacerse todo aquel que sobreve, supervisa, orienta, enseña, lidera, discipula, pastorea, etc.
Si falta fe, hay que edificar fe.
Si falta amor, hay que edificar amor.
Si falta servicio, hay que edificar servicio.
Si falta lectura bíblica, hay que edificar lectura bíblica.
Si falta orden económico en el hogar o en un hermano,...
Si falta dominio propio cuando practica deporte,...
Si falta orden en sus estudios,...
Si falta higiene,...
Si falta cuidado de la salud,...
Si falta honra a su marido,...
Si falta ternura y comprensión a la esposa,...
Si falta _______________
¿Qué falta en ese hermano, en esa familia, en el grupo casero, en la congregación?
EDIFICAR ES COMPLETAR LO QUE FALTA PARA ALCANZAR LA META PROPUESTA.
ESTABLECIENDO METAS
No edificamos sólo para hoy. Echamos las bases de la iglesia del mañana. En la edificación debemos trabajar con “visión de futuro”.
Hazte la pregunta:
¿Cómo quiero ver a tal hermano dentro de 5, 10 ó 20 años? ¿A tal familia? ¿Al grupo casero? ¿A la congregación?
Esta pregunta solo tendrá una respuesta adecuada si somos conscientes de que estamos edificando “el pueblo de Dios”. Se requiere paciencia, trabajo, esfuerzo.
ÁREAS QUE DEBEMOS CUBRIR EN LA EDIFICACIÓN
1) Formación del carácter, cultivar:
Virtudes: Humildad, mansedumbre, templanza, generosidad.
Dominio propio: mente, gula, horarios.
Sujeción: padres, patrones, lideres.
Responsabilidad: hogar, tareas que se le encargan, manejo del dinero, higiene.
Superación en todas las áreas: espiritual, laboral, vocacional, vivienda.
Iniciativa propia.
2) Espiritual, cultivar:
Respeto al dictamen de la conciencia.
Sensibilidad al Espíritu Santo.
Oración, lectura bíblica, relación con Dios.
Servicio a los santos, buenas obras.
Evangelización.
Vivir en estado constante de fe, de paz con Dios en todo momento.
Vivir en el Espíritu.
Confesión de los pecados, vida limpia, andar en luz.
3) Familiar, enseñar:
El propósito de Dios para la familia.
El orden de Dios en el hogar, para el marido, la esposa y los hijos.
La crianza de los hijos.
La relación sexual.
4) Económica, laboral, estudio, vivienda, orientar:
El manejo del dinero, ahorro, economía, administración, fuente de
ingreso.
Cómo trabajar, para quién trabajar, cuidar el empleo.
Vocación, carrera, preparación laboral.
Adquirir la vivienda, cuidado de ella, mejoras.
5) Los jóvenes, orientar:
Estudio, carrera, vocación.
Trato con el sexo opuesto, santidad en lo íntimo.
Noviazgo.
Servicio.
MEDIOS PARA ALCANZAR LAS METAS PROPUESTAS
¿Con qué contamos para realizar el trabajo en la formación de las vidas?
¿Cómo debemos encarar el trabajo? ¿Cómo poner en marcha el discipulado?
1) Establecer las metas correctas en cada caso.
2) Determinar los pasos prácticos a dar para lograr el fin deseado.
3) Emplear la didaké. Es el cuerpo de enseñanzas que Jesús comunicó a sus discípulos. Todo el que enseña debe conocer todo el consejo de Dios.
Estas enseñanzas no son interminables, pero sí un conjunto de verdades, estatutos, leyes, mandamientos y principios establecidos por Dios. El discipulador debe conocerlas, creerlas y encarnarlas para luego comunicarlas a todo el que quiera seguir al Señor.
4) Utilizar el kerigma. Son todas aquellas verdades que encontramos en las Sagradas Escrituras, que sin ser un relato histórico o una enseñanza para ser obedecida, es una verdad que tenemos que aceptar y creer como Palabra de Dios. La proclama de la verdad es la que engendra fe en el corazón del que la escucha. Sin fe es imposible obedecer los mandamientos del Señor.
5) Oración. Debemos orar a Dios por todos aquellos que están bajo nuestro cuidado. Nuestro ministerio es de enseñanza y sacerdotal.
6) Fe. Nuestra confianza debe ir más allá de lo que vemos con nuestros ojos. Debemos creer que la Palabra que entregamos es Palabra de Dios y hará la obra para la que fue enviada. Fe es no desmayar. Fe es ver donde otros no ven. Fe es confiar en que la Palabra y el Espíritu Santo harán la obra en la vida de esa persona, familia o congregación.
7) Trabajo. Es necesario dedicar tiempo y esfuerzo con paciencia y sacrificio para llegar a ver los frutos deseados. Los meses y años requeridos representan poca inversión, sabiendo que lo que hacemos es para que se cumpla el propósito de Dios que ha de permanecer por la eternidad.
CONCLUSIÓN
Tengamos en alta estima el ministerio del discipulado que es el medio elegido por Dios para dar forma a su pueblo: “...enseñándoles (discipulándoles) que guarden todas las cosas que os he mandado”. No nos conformemos con una
visión mediocre de lo que Él quiere, ni con metas de menor alcance. Hacen falta hombres y mujeres de fe y llenos del Espíritu Santo para esta gran empresa de Dios.
PRINCIPIOS A TENER EN CUENTA EN NUESTRA TAREA DE “ACONSEJAR”
La palabra aconsejar se usa como sinónimo de orientar, hacer discípulos, guiar, encaminar.
En los últimos años hemos comprobado la eficacia del trabajo de dar sana orientación a los hermanos. Los logros obtenidos en vidas restauradas, familias orientadas, hogares felices, pueblo con objetivos precisos, hombres con clara conciencia de quiénes son y qué quiere Dios de ellos, mujeres ubicadas,
situaciones difíciles resueltas, etc., nos han confirmado la importancia que tiene en la edificación de la iglesia el ministerio de aconsejar. Hoy, a través de los resultados obtenidos, de las experiencias que cada uno de nosotros ha vivido y del contexto que nos rodea, podemos decir que la mayoría de los hermanos no tiene trabas en abrir su corazón para contar sus problemas o buscar consejo ante decisiones que deben tomar. Por el contrario, hay buena disposición a
aceptar la orientación para su vida. Todo esto ha llegado como resultado de un ministerio eficaz de orientación.
Nos quedan preguntas: ¿podríamos haber orientado de
alguna otra forma mejor? ¿Hicimos lo correcto? Pero, de todas maneras, hoy hay mayor madurez, tolerancia, paciencia, gracia y sabiduría para orientar. Hoy se sabe qué hacer con una persona nueva.
Este ministerio es fundamental para dar a conocer la voluntad de Dios y para que cada cristiano avance para ser conformado a la imagen de Jesús.
Ver Efesios 4.11-16 y Colosenses 1.28.
I) ESTABLECER PRINCIPIOS CRISTIANOS AL ORIENTAR:
Cuando una persona acude a un líder, pastor, consejero, etc. buscando orientación:
P. ¿Qué espera obtener como resultado de la conversación?
R. Que se le resuelva(n) el o los problema(s).
P. ¿Por qué quiere que se le resuelvan los problemas?
R. Porque busca su bienestar. No sufrir.
No está mal que las personas busquen sentirse bien, pero, tenemos que tener cuidado de no involucrarnos tanto sentimentalmente en su problema, que perdamos el discernimiento espiritual de la situación y estemos orientando en contra de lo que Dios está haciendo.
Lo prioritario de la persona que consulta es: “sentirse bien”.
La prioridad en las Sagradas Escrituras es: “que se haga la voluntad de Dios”.
Si logramos que las personas acepten la voluntad de Dios, encontrarán el bienestar.
¿Cómo se logra esto?
Debemos procurar que voluntariamente las personas pongan como meta de su vida, hacer la voluntad de Dios y ser conformados a la imagen de Jesús.
Que por propia iniciativa deseche todo intento de ser feliz, alcanzar el bienestar o lograr su realización personal, por cualquier otro camino que no sea el trazado por el Señor.
Para el cristiano hay una vida feliz, una realización personal y un mayor bienestar, pero esta se logra haciendo la voluntad del Padre.
El eje sobre el cual trabaja el consejero cristiano es Cristo y no el problema de la persona.
El consejero secular y el cristiano tiene el mismo deseo: que la persona este bien. Solo que uno tiene como centro la persona y su problema y el otro a Cristo y su voluntad.
Dentro del “mundo cristiano” estamos invadidos de libros, videos, Cd y mensajes que promueven el bienestar, el placer (no pecaminoso), pasarla bien y la realización personal.
La felicidad y la plenitud de vida no se encuentran por buscarlas, sino por hacer lo que Dios manda.
Lo primero que debe buscar el cristiano en la vida es agradar a Dios.
Cuando tratamos con problemas en los hermanos, o conflictos interpersonales, nuestro primer objetivo no debe ser como resolver el problema, sino que ellos, o uno de ellos por lo menos, tome el camino de hacer lo que Dios manda.
Cuando aconsejamos, tengamos cuidado de no estar apoyando un fin egoísta.
Están los que no quieren perder.
Los que no quieren tomar la cruz.
NUESTRO OBJETIVO EN LA CONSEJERÍA ES QUE LAS PERSONAS HAGAN LA VOLUNTAD DE DIOS Y NO SOLAMENTE QUE LES SEAN RESUELTOS SUS
PROBLEMAS.
Lucas 12:13-21
Ej. Jesús: ¿Quién me ha puesto entre vosotros como juez o partidor?
¿No son llamativas estas palabras del Señor?
No tenemos respuestas a todos los problemas de la gente.
No tenemos que resolver todos los problemas.
No siempre mediar es lo aconsejable.
¿Cuál fue el pedido de un hombre de la multitud? v.13
¿Cuál fue la respuesta de Jesús? v.14
¿Qué principio estableció Jesucristo? v.15
¿Con qué parábola lo ilustró?
¿Medió Jesucristo entre los dos hermanos?
¿Por qué no lo hizo?
En la respuesta que le dio Jesús, ¿cuál fue su mayor interés?
Debemos cuidar que la gente no nos use para su propio fin egoísta.
Tres caminos para resolver todo problema:
1) La injusticia.
2) La justicia.
3) La cruz.
II) FIJE OBJETIVOS AL ACONSEJAR:
Si no tenemos objetivos en la orientación, nos vamos a centralizar en el problema y la necesidad de la persona.
¿Qué significa tener objetivos?
La orientación debe ser integral:
Ilustración: Joven que pidió orientación sobre su noviazgo.
En lugar de hablar sólo de su noviazgo le di una orientación INTEGRAL o total.
No podemos detenernos sólo en lo PUNTUAL y responder nada más que a lo que la persona pregunta, ya que todas las áreas de la vida están relacionadas entre sí.
Las preguntas y la orientación giraron sobre estos temas:
a) Estudio
b) Trabajo
c) Relación con los padres
d) Relación con la iglesia
e) Relación con el Señor
En estas cinco áreas, el joven no tenía estabilidad y reconoció que andaba mal.
¿Se puede edificar una buena relación de noviazgo sobre una base tan débil?
Si orientamos sólo lo puntual y no analizamos el resto de las áreas de la persona, podemos errar el blanco.
La orientación debe responder a principios bíblicos:
Ilustración: Padre que consultó después de haber echado de la casa a su hija mayor de edad, por haberse puesto de novia con un inconverso.
La orientación giró en torno a distinguir bíblicamente entre un pecado de desobediencia y un pecado moral. Un pecado moral (prostitución, adulterio, participar de una banda para delinquir, vender drogas, etc.) no deben ser tolerados en un hogar cristiano (el sacerdote Elí vivió esa situación y no actuó
como correspondía). Es diferente la situación en el caso de un hijo que se aparta del Señor, pero guarda las normas de convivencia y moral cristianas de la casa.
La orientación debe responder a un programa de vida:
Ilustración: Una pareja de novios, jóvenes, nuevos en el Señor, consultan sobre su futuro.
La pregunta que les hice fue la siguiente:
¿Cómo quisieran verse dentro de cinco años en las siguientes áreas?
a) Laboral-económica.
b) Vivienda.
c) Familia.
d) La obra del Señor.
Fijamos los objetivos:
a) Un oficio
b) Su casa propia
c) Casado y con hijos
d) Liderando un grupo de gente
A los cinco años había alcanzado los objetivos trazados.
III) INTERIORÍCESE BIEN DE LA SITUACIÓN:
a) Sea paciente y escuche. Dé tiempo a la persona para que se abra.
b) No presione a la persona para que confiese. Respétela.
c) No se limite a esquemas mentales rígidos.
d) No se apresure a dar consejos.
IV) ASPIRE A COMUNICAR EL CONSEJO DE DIOS:
a) Debemos conocer las Sagradas Escrituras y el consenso de los pastores.
b) Somos siervos de la Palabra; no demos interpretaciones particulares.
c) No pretendamos respuestas rápidas.
d) Comuniquemos fe y esperanza.
V) SEA OBJETIVO E IMPARCIAL:
a) No tome partido cuando alguien le cuente algo.
b) Haga el papel de árbitro.
VI) CONFRONTE A LA PERSONA CON LA REALIDAD:
a) Haga al hombre responsable de sus actos.
b) El hombre es responsable de sus pecados.
c) El hombre es responsable por la trayectoria de su vida.
d) No quite la carga que Dios ha puesto en una vida para transformarla.
e) Sea firme y compasivo.
f) Aunque no acate el consejo, no le cierre la puerta.
VII) ASIGNE TAREAS LUEGO DE ACONSEJAR:
a) Las tareas deben ser específicas.
b) Debe haber continuidad y control en la orientación.
VIII) NO FORME PERSONAS SIN INICIATIVA:
a) No somos llamados a manejar las vidas.
b) Debe estimular la iniciativa propia.
IX) ÁREAS DE MAYOR NECESIDAD DE ORIENTACIÓN:
1) La familia:
Conflictos matrimoniales.
Problemas de carácter.
Conflictos entre padres e hijos.
Conflictos de autoridad.
Problemas en la relación sexual.
Problemas de comunicación.
Divergencias económicas.
2) Economía y administración:
Presupuesto.
Ahorro.
Cuidado de los bienes.
Otros ingresos.
3) Trabajo:
Relaciones laborales.
Oficio.
Trabajando como para el Señor.
Ampliando el horizonte.
4) Estudio y desarrollo:
Carrera.
Disciplina.
Lectura constante.
Cursos.
5) Joven:
Estudio.
Noviazgo.
Sexo opuesto.
Relación con los padres.
Vicios secretos.
Servicio.
Talentos.
Santidad.
6) Crisis:
Enfermedad
.
Pérdidas económicas
.
Conflictos familiares
.
Muerte
.
Problemas psíquicos
.
7) Formación del carácter:
Hábitos.
Dominio propio.
Higiene.
Cuidado de la mente
La gula
Horarios
.
8) Problemas de carácter:
Enojo-ira.
Celos.
Depresión.
9) Relación con Dios:
Devoción.
Adoración.
Confesión.
Lectura bíblica.
Oración.
10)Servicio:
Grupo casero
Discipulado
Buenas obras
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