“Las personas con las que te relaciones van a determinar dónde estarás en los próximos 10 años" (John Maxwell)
Más allá de lo inmediato.
¿Cómo estará la obra que hoy atendemos dentro de diez años?
Las personas cercanas serán determinantes de nuestro fruto espiritual.
Si tenemos la intención de multiplicarnos en discípulos que continúen la obra será necesario que nos concentremos en las personas que tengan la misma carga.
Pablo le dijo a Timoteo como cuidar a los débiles, como tratar con las hermanas, con los ancianos, con las viudas, con los desobedientes, pero también lo instruyó para que prepare hombres que sean fieles e idóneos a fin que a futuro les pueda delegar la tarea. (2° Tim. 2:2)
Ahora bien ¿Cómo saber si estamos con las personas correctas? Por lo menos tenemos como parámetro tres señales, las cuales mencionó Jesús:
1- Aman la Palabra.
“El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; ..”
(Juan 14:21)
2- Están involucrados en la obra de Jesús.
“Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará”
(Juan 12:26)
3- Demuestran interés por obtener frutos.
“Yo los puse para que vayan y lleven fruto y su fruto permanezca”
(San Juan 15:16)
Cómo dice la frase popular: “Dime con quién andas y te diré quien eres.” En otras palabras, “dime con quién andas y te diré hasta donde puedes llegar.”
Para hacer una tarea más efectiva, si es que en realidad lo anhelamos, son necesarios discípulos comprometidos. No invirtamos todo el esfuerzo en convencer o tratar de movilizar a personas negativas. Apliquemos las fuerzas y el tiempo en aquellos que comparten la carga y se concentran en el Proyecto de Dios.
“A cada uno que sube a tu barca dale un remo”
El trabajo en la obra de Dios se mide por sucesión. Se trata de que se pueda cumplir la misión sin nosotros. La eficacia de la tarea no podrá medirse por los talentos, los carismas o la oratoria, sino por lo fructífera que sea la obra y los obreros una vez que hayamos partido. Se trata del “principio del Legado”. Todo crece o cae por el liderazgo e inexorablemente por la mano de obra con la que se cuenta. Por ejemplo no me atrevería a edificar una casa solamente con buenos vendedores.
En definitiva
*La visión determina la dirección que tomará la obra.
*Los discípulos con que contamos hoy determinará el futuro de la labor. Todavía es tiempo de repensar y replantear lo que estamos haciendo.
*Las relaciones firmes, definidas y comprometidas serán el fundamento de la misma obra.
Editorial
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