Por Jorge Himitian
El corazón es el primer escenario donde se determina todo lo que luego hacemos o intentamos hacer; donde se libra primero toda batalla. Allí se definen nuestras decisiones, nuestros deseos que luego pueden concretarse en la acción. Allí se conciben todos los pecados que luego se cometen. Por eso la palabra de Dios dice: "Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida", Proverbios 4.23.
Una de las cosas de las que debemos cuidar nuestro corazón, es de la hipocresía. Jesús les dijo a sus discípulos que se cuidaran de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía (Lucas 12.1).
La religión se presta muy fácilmente a la hipocresía. Mostrar en público que todo está bien cuando en realidad no es así. Los dones pueden seguir operando en nosotros, Dios nos puede seguir usando para bendecir a otros con la Palabra, y aun con milagros; lo que no es ninguna garantía de que estemos bien. Ser usado por Dios no significa ser aprobado por Dios. Recordemos los ejemplos de Balaam, Saúl, Jonás, Judas y otros; que fueron usados por Dios pero no fueron aprobados por él.
Hebreos 10.19 nos dice que tenemos libertad para entrar al Lugar Santísimo, pero en el v.22, nos instruye que nos acerquemos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia...
La primera condición para tener comunión con Dios es tener un corazón sincero, un corazón verdadero. Si estoy mal, es mejor decir: No estoy bien. He pecado. O, estoy resentido. Y no aparentar que todo está bien.
"Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él fluye la vida"
El corazón es el primer escenario donde se determina todo lo que luego hacemos o intentamos hacer; donde se libra primero toda batalla. Allí se definen nuestras decisiones, nuestros deseos que luego pueden concretarse en la acción. Allí se conciben todos los pecados que luego se cometen. Por eso la palabra de Dios dice: "Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida", Proverbios 4.23.
Una de las cosas de las que debemos cuidar nuestro corazón, es de la hipocresía. Jesús les dijo a sus discípulos que se cuidaran de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía (Lucas 12.1).
La religión se presta muy fácilmente a la hipocresía. Mostrar en público que todo está bien cuando en realidad no es así. Los dones pueden seguir operando en nosotros, Dios nos puede seguir usando para bendecir a otros con la Palabra, y aun con milagros; lo que no es ninguna garantía de que estemos bien. Ser usado por Dios no significa ser aprobado por Dios. Recordemos los ejemplos de Balaam, Saúl, Jonás, Judas y otros; que fueron usados por Dios pero no fueron aprobados por él.
Hebreos 10.19 nos dice que tenemos libertad para entrar al Lugar Santísimo, pero en el v.22, nos instruye que nos acerquemos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia...
La primera condición para tener comunión con Dios es tener un corazón sincero, un corazón verdadero. Si estoy mal, es mejor decir: No estoy bien. He pecado. O, estoy resentido. Y no aparentar que todo está bien.
"Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él fluye la vida"
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